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Así se creó Grupo Atlacomulco, considerado un ‘clan mafioso’

El grupo Atlacomulco es una especie de clan mafioso que ha controlado los destinos del Estado de México.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Grupo Atlacomulco son una estructura siamesa, unida por la corrupción. Uno le permitió al otro consolidar su predominio y despojos; y viceversa.

El Grupo Atlacomulco es una especie de ‘clan mafioso’ que ha controlado los destinos del Estado de México y no hace mucho del país, a través de uno de sus personajes más polémicos: el expresidente Enrique Peña Nieto.

“El grupo Atlacomulco es una cofradía política, que es una asociación de personajes que tienen intereses comunes en la política, en la industria, en el comercio y que se protegen desde 1942, cuando se formó este grupo”, comentó el escritor, Francisco Cruz Jiménez.

Lo integran familias que han conservado apellido y poder al paso de los años: los Montiel, Del Mazo, Vélez, Peña, Hank, González, Nieto, Baranda y Colín, en el brazo político.

En su bastión financiero repiten los Hank, González, Barrera, Alcántara y Peralta, por citar algunos. El PRI está arraigado en su ADN y son fieles a una filosofía: 

“Es un grupo extra neoliberal, es decir son rapaces. Que no se mide al echar mano del presupuesto en este caso federal y acá en el Estado de México, de la entidad mexiquense”, comentó historiador de Atlacomulco, Jorge Toribio Montiel.

El excanciller Isidro Fabela Alfaro es considerado el padre de la diplomacia mexicana y también el fundador del grupo Atlacomulco. Fabela fue designado gobernador interino del Estado de México en 1942, tras el asesinato del mandatario Alfredo Zárate Albarrán.

Para convencerlo, el presidente Manuel Avila Camacho se apoyó en el cacique de Atlacomulco, Maximino Montiel, ancestro del futuro gobernador mexiquense, Arturo Montiel Rojas.

Las crónicas de aquella época dicen que las negociaciones fueron difíciles, pues Fabela, de nula experiencia política, se negaba, pero pronto se aficionó al poder.

“Es Maximino quien lo persuade y le dice: pues ya estamos aquí en la gubernatura yo siento que no hay que llevar a cabo ninguna convocatoria para un nuevo proceso electoral, porque vamos a perder, entonces mejor vamos a renovar la constitución, vamos a comprar a los diputados…”, agregó Montiel. 

El personaje que pagó los sobornos para prolongar el periodo de Isidro Fabela como gobernador del Estado de México, fue Alfredo Del Mazo Vélez, tesorero de la entidad y abuelo del actual gobernador, Alfredo del Mazo Maza.

Desde entonces, ese ha sido el sello del Grupo Atlacomulco: la extorsión, los excesos, el derroche de recursos públicos. Cuando la praxis mafiosa falla, sus integrantes no vacilan en aplicar mano dura. Pero en aquellos años cuarenta, aquel municipio semidespoblado estaba lejos de incidir en la vida de los mexiquenses.

El próspero distrito judicial de El Oro, vecino de Atlacomulco, atraía las inversiones y el patrimonio de las grandes familias.

“De allí salió el hombre más rico del mundo en esa época, antes de la Revolución, el oro era el pueblo importante”, dijo Francisco Cruz Jiménez.

La historia dice que apareció una mujer llamada Fancisca Castro Montiel, quien ayudó a cohesionar los cacicazgos locales, los sentó a la mesa y lanzó la siguiente profecía:

“Lo que hacen Montiel Olmos, Maximino Ruiz y Flores y esta mujer es darles identidad. Les adivina el futuro, les hace una predicción, si esa predicción queda aquí y van a salir seis gobernadores, uno va a ser presidente. El sexto es Peña Nieto”, agregó Cruz Jiménez.

Pero lo cierto es que seis gobernadores del Estado de México han nacido en Atlacomulco: Isidro Fabela Alfaro, Alfredo Del Mazo Vélez, Salvador Sánchez Colín, Alfredo Del Mazo González, Arturo Montiel Rojas, y Enrique Peña Nieto, quien fue Presidente de la República. 

En 1997, durante el sexenio de Ernesto Zedillo, la policía política de la Secretaría de Gobernación investigó al exgobernador mexiquense, Carlos Hank González, prominente político y empresario.

La investigación dice que Hank se unió al grupo Atlacomulco en los años cuarenta, a invitación de Isidro Fabela. El reporte de gobernación incluyó al expresidente Adolfo López Mateos, al ingeniero Alfredo Becerril y al obispo de Toluca, Arturo Vélez Martínez, entre los miembros más destacados del grupo. 

Todos eran poseedores de cuantiosas e inexplicables fortunas, que ilustran la frase acuñada por Hank de que “un político pobre, es un pobre político”. El presupuesto del Estado de México, en 2022, ronda los 325 mil millones de pesos, más que los recursos asignados de manera conjunta a Chiapas, Oaxaca y Veracruz.

Ese es el tamaño del botín al que el grupo Atlacomulco se niega a renunciar y a las licitaciones y contratos que sus miembros se han otorgado generación tras generación.

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