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Barra de Opinión Once Noticias | Epigmenio Ibarra

¿Perseguidos?

Nadie, desde el gobierno federal o los gobiernos estatales de Morena, les amenaza. No levantan sus armas ni el ejército, ni la marina, por orden superior, en contra suya.

Son libres de manifestarse donde, como y cuando quieren, de decir lo que les venga en gana. No les toca el gobierno ni un pelo, ni una coma.

Son hoy, los integrantes de la derecha conservadora, libres; tan libres como nunca permitieron ellos cuando estaban en el poder, que fueran quienes, desde la oposición, luchaban por democratizar a México.

¿Perseguidos? ¡Qué va!

Qué descaro el suyo, qué impostura, qué ofensa para aquellas y aquellos que pagaron con su sangre la libertad de la que hoy gozamos, la democracia que finalmente conquistamos.

Qué desmemoria la suya, qué atroz su falta de respeto a quienes cayeron víctimas de la represión en las calles y campos de este país, a las y los masacrados y heridos, a quienes fueron encarcelados, torturados, desaparecidos, sometidos al feroz linchamiento de los medios y condenados en vida, y a punta de mentiras y calumnias, a la muerte pública.

¿Perseguidos?

¿Cómo se atreven a presentarse como mártires? ¿Cómo heroínas y héroes que enfrentan a una tiranía que solo en su cabeza y en su propaganda existe?

¿Cómo un hombre, un traficante de influencias como Claudio X González, desde su posición de añejos e indebidos privilegios tiene el cinismo de decirse víctima?

¿Cómo mercenarios de la información, que tantas vidas y reputaciones han destruido impunemente, hoy, que se exhibe su riqueza, se fingen paladines de una libertad de expresión que con sus mentiras y montajes traicionaron siempre?

¿Y?

¿De esos dirigentes de partidos como el PRI y el PAN que no dudaron en perseguir, reprimir, censurar o comprar a quienes se les oponían?

¿De quienes en el pasado fueron luchadores sociales y hoy aparecen hermanados con sus viejos verdugos por el dinero y la ambición?

¿Qué decir?

Que no son víctimas; son victimarios.

Como lo son también esas y esos políticos y exgobernantes -Margarita Zavala, Ricardo Anaya, Silvano Aureoles, Rubén Moreira, entre otros personajes impresentables- que, con las manos manchadas de sangre inocente y los bolsillos llenos de dinero del pueblo, se anotan, con brutal desvergüenza y para eludir la acción de la justicia, en la lista de víctimas de una supuesta venganza de Andrés Manuel López Obrador.

Una lista a la que dicen pertenecer los integrantes de la élite periodística e intelectual, sólo porque el presidente, en el pleno ejercicio de su derecho de réplica, les dice sus verdades cuando mienten.

Perseguidos se dicen también jueces y magistrados que emiten amparos y sentencias por consigna o consejeros electorales, que en contra de lo que establece la Constitución, han tomado partido.

¿Perseguidos?

¿A quién creen que engañan con este cuento?

La gente en este país sabe y entiende perfectamente lo que significa ser un perseguido político y no habrá pues de comulgar con esta rueda de molino. Nada más insultante para quien ha sufrido en carne propia la represión del régimen autoritario, que la falsa empatía que pretenden hoy mostrar al fingirse víctimas, los opositores.

Esa arrogancia de ser libres que fuera antes solo de unas y unos cuantos luchadores sociales –eso, por cierto, no lo entiende la derecha conservadora-.

Es ahora una arrogancia compartida por millones de personas en todo el país. ¿Cómo van a creer quienes protagonizaron la gesta libertaria del 2018, ese gesto mayoritario de insumisión, que aquí, no hay libertad, si con sus votos la conquistaron y con sus votos la van a defender?

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