Militarizar al país es aferrarse al poder, que se obtuvo fraudulentamente, desplegando a decenas de miles de efectivos de las fuerzas armadas, con la orden de hacer una guerra que, de antemano se sabía, sería larga, sangrienta e inútil.
Militarizar al país es ordenar, como lo hizo Felipe Calderón, el exterminio de los presuntos narcotraficantes sin pensar siquiera en que, por fuerza, al quedar la población civil entre dos fuegos, habrían de morir o desaparecer centenares de miles de inocentes.
Militarizar al país es lanzar a los efectivos de la policía Federal a reprimir violentamente a manifestantes, en Atenco o en Oaxaca, como lo hizo Vicente Fox.