Consciente de que “en el principio – como dice James Hillman- no era el Verbo, sino la guerra” yo no soy de aquellos románticos, que imaginan la paz perpetua.
Se que la violencia ha acompañado, ha dado forma a la historia de la humanidad.
Se que la patria, la propiedad, el poder, el dinero, la religión, la ideología suelen conducirnos, con aterradora facilidad, a tomar las armas ya matarnos entre nosotros.
Conozco la guerra; la he vivido y no hay nada que deteste más.
Sé que una vez desatada la matanza genera esta un frenesí colectivo al que resulta casi imposible ponerle freno.
Sé que cuando finalmente cesa esa fascinación por la muerte es siempre demasiado tarde y que, al momento mismo, de dar por terminado un conflicto armado ya se está gestando el próximo.