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Caso de Ernestina Ascencio Rosario, otra infamia del gobierno de Calderón

En 2007, militares abusaron sexualmente de una mujer indígena en Zongolica, Veracruz, y el gobierno hizo un montaje para hacer creer que la mujer había muerto por una “gastritis’’.

La farsa de la “Verdad Histórica” sobre Ayotzinapa no ha sido la única gran mentira en los tiempos recientes de nuestro país. Con Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto se recurrió a infinidad de mentiras para ocultar la verdad de diversos crímenes de Estado.

Aguas Blancas, El Charco, El Bosque, Tlatlaya, Atenco y Acteal, son algunos ejemplos de los montajes de gobiernos pasados para encubrir crímenes, para dar impunidad a los responsables o para ocultar la negligencia del gobierno en turno, todo bajo el amparo de una política de represión y sangre ordenada por mandos civiles.

Esta es una de esas, las otras mentiras históricas. El caso de Ernestina Ascencio Rosario, el 25 de febrero del 2007.

Los hechos

El 25 de febrero del 2007, la hija de la señora Ernestina Asensio observó que los borregos que su madre pastoreaba regresaban solos al paraje donde vivían en Zongolica, Veracruz.

Al ir a buscarla y encontrarla tirada en el suelo, le preguntó a su madre qué le había sucedido y ella le respondió: “los soldados se me echaron encima. Mija, me duele la cadera”.

Ernestina, indígena nahua de la sierra de Zongolica, habría sido violada por miembros del batallón 63 de infantería, quienes habían instalado un campamento cerca de su casa.

Sin embargo, para ocultar violaciones a derechos humanos cometidas por elementos del Ejército, en un perverso contubernio, el entonces preside Felipe Calderón, el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, y la Comisión Nacional de Derecho Humanos (CNDH) a cargo de José Luis Soberanes, presionaron a la Fiscalía de Veracruz para fabricar una brutal mentira.

“Falleció de gastritis crónica no atendida, no hay rastros de que haya sido violada”, declaró Calderón vagamente y sin sustento alguno, al despedirse durante una entrevista concedida a la jornada el 13 de marzo del 2007.

Pero ni Calderón, ni la CNDH, ni Herrera contaban con que previamente, un médico legista incorruptible, mantuviera en pie su informe el cual señalaba que a Ernestina la habían violado.

El examen forense del médico legista Juan Pablo Mendizábal reveló que Ernestina había sido ultrajada por al menos TRES hombres, violada y cercenada vía anal con un arma punzo cortante hasta destrozarle el riñón, el hígado y el intestino.

“Fue violada presuntamente por los soldados. Un servidor fue el que realizó la autopsia. Y de acuerdo a lo que encontramos fue un abundante líquido seminal, desgarros, evidencias de qué fue penetrada no consentida’’, señaló el médico.

Sin embargo, para cuadrar la narrativa institucional, a Juan Pablo se le presionó para cambiar el informe y así sustentar la mentira de que Ernestina había muerto por gastritis.

“Después de qué nosotros se nos pidió defender la posición de que la señora había sido ultrajada, había sido violada y había sido asesinada, -¿Quién les pidió defender? -El Gobierno del estado, las autoridades del Gobierno del estado, después no se iba a ejercer ninguna acción penal”, comentó.

Poco después, un médico militar realizó una segunda autopsia que desestimó los informes anteriores y certificó muerte por gastritis.

Luego, Calderón ordenó a la CNDH realizar una nueva investigación.

El cuerpo de Ernestina fue exhumado y la conclusión fue que la señora Ernestina Ascencio había fallecido por las alteraciones tisulares y viscerales consecutivas a anemia aguda por sangrado de tubo digestivo secundario a úlceras gástricas, pépticas, agudas, en una persona que cursaba con una neoplasia hepática maligna un proceso neumónico en etapa de resolución isquemia intestinal y trombosis mesenteril.

Así de confuso como inexplicable, una vil mentira.

La Comisión de Derechos desde el momento en que hizo acto de presencia en la región fue para desvirtuar lo que nosotros habíamos mantenido. Nunca esperó a que la Procuraduría General de Justicia del Estado de terminar sino se volcó en contra de los peritos del estado de Veracruz de una manera contundente para que esto se viniera bajo, es el fraude más grande que cometió bajó su administración José Luis Soberanes.

La mentira se desmoronaba cada vez más.

“Da la orden Felipe Calderón de que nada de eso, nada podía darse a conocer y que la versión tenía que ser esa, que la anciana sufría de una gastritis que no se había atendido que era crónica y no sé que tantas barrabazadas y lo más espeluznante’’, aseguró la analista y activista política, Patricia Barba.

“Mucho daño hizo el encubrimiento que calderón tuvo en relación a este hecho y afortunadamente hoy este y otros casos más están abiertos en la Corte Interamericana de Derechos Humanos’’, afirmó el presidente de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos. Adrián Ramírez.

Se descubre la mentira

En septiembre de ese mismo año, la visitadora de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Susana Pedroza, concluyó que fue un montaje lo que Felipe Calderón y Fidel Herrera quisieron hacer creer.

Para algunos analistas, la brutalidad con la que se dio muerte a Ernestina Ascencio obedece a diversas circunstancias.

También están las irregularidades en la cadena de custodia de las pruebas por parte del aparato de justicia.

“Y también los debe llevar a reflexionar sobre el papel de los servicios periciales en esta labor de encubrimiento que a pesar de qué es el extrajo un fluido blanco de las cavidades, estas no fueron preservadas en la red de guardia y custodia de manera adecuada y eso permitió que después te dijera que eso no correspondía al semen’’, agregó el presidente de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos.

En marzo del año pasado, la Comisión Nacional concluyó que Ernestina no solo no tuvo acceso a una atención médica oportuna determinó que tanto el entonces presidente de la CNDH como el presidente Felipe Calderón se adelantaron a sacar conclusiones sin que las investigaciones hubieran terminado.

Ya en diciembre del 2020, el Gobierno de México, por medio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CODH), pidió a la Fiscalía de Veracruz abrir una nueva carpeta de investigación.

En palabras de Felipe Calderón, la señora Ernestina murió de gastritis crónica. Esta posición, por supuesto es inaceptable para el Gobierno de México.

Por su parte, el subsecretario de Derechos Humanos y Población y Migración de la Secretaría de Gobernación (Segob), Alejandro Encinas.

“La Fiscalía General de Justicia del estado de Veracruz abrirá de nueva cuenta las indagatorias hasta agotar todas las líneas de investigación, a fin de garantizar la verdad, la justicia y la reparación integral para las víctimas’’, mencionó.

Hoy sabemos que Ernestina Ascencio no murió por una gastritis, sino por violación y golpes, y que la mentira histórica que quiso sostener Felipe Calderón.

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