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CCU Tlatelolco devela exposición sobre movimiento estudiantil del 68 y Halconazo

La memoria es el recurso más poderoso para romper patrones que se repiten en la historia, como los crímenes de estado cometidos contra el Movimiento Estudiantil del 68, pesadilla que regresó el jueves de Corpus del 71, recordada como “el halconazo”.  

 

Aunque superficialmente están distanciados por contexto, lugar o fecha, el derecho ganado de salir a las calles para denunciar inconformidades tiene su antecedente en esa primera manifestación de descontento estudiantil que culminó, de manera trágica, en la Plaza de las Tres Culturas.

 

Los movimientos de la segunda mitad del siglo veinte y lo que lleva ahora el veintiuno están muy conectados al 68 en su repertorio, en sus demandas, en sus críticas. Muchos de sus liderazgos en el 68 luego se volvieron liderazgos, insisto, de movimientos importantísimos para la transformación de la sociedad”, Ricardo Raphael, director del Centro Cultural Universitario Tlatelolco.

 

Uno de los espacios en Ciudad de México que visibiliza esos hechos silenciados es el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, recinto de la UNAM que levantó un memorial para reinterpretar los sucesos del 68, y después se amplió para abarcar otras luchas sociales.

 

Surge precisamente de esta necesidad de hacer memoria, y hacer memoria sobre las víctimas del dos de octubre. Eso hace diez años, un poquito más. Se ha ido transformando el proyecto, porque también pues veíamos la necesidad de no congelarlo como un evento nada más del pasado, sino ponerlo también al servicio y a la lectura del presente”, Eunice Hernández, coordinadora del M68.

 

Más allá del concepto convencional del “museo” como un espacio de exposición, el m68 expandió sus alcances como un memorial que alberga testimonios históricos y experimenta con instalaciones audiovisuales e intervenciones artísticas sobre las represiones. 

 

Cómo el arte lo incorporan los movimientos sociales o las manifestaciones artísticas cómo la incorporan los movimientos sociales para generar un repertorio de lucha, como es el caso de la gráfica del 68 o la música de protesta”, agregó.

 

En un espacio que invita a la reflexión y al diálogo para mantener viva la memoria; se emplazan núcleos que revisitan otros hechos como los de Ayotzinapa, el movimiento #yosoy132 y el 8m en el Día Internacional de la Mujer.

 

Con maquetas, documentos, objetos y fotografías se reúnen las piezas ocultas que poco a poco han salido a la luz.

 

Mañana, le contaremos cómo el M68 se ha convertido en un espacio que reivindica también la exigencia del “ni perdón, ni olvido” por los 43.

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