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¿Cómo evitar que tu mascota sufra por la pirotecnia en las fiestas patrias?

Muchas mascotas experimentan fobia sonora, la cual es similar al estrés postraumático en los seres humanos.

Con las fiestas patrias llega el uso de pirotecnia, lo que para muchas de nuestras mascotas representa una noche de terror y miedo, tanto por el ruido, como por los olores que deja la pólvora. Y es que muchos perros y gatos experimentan un padecimiento llamado fobia sonora, es decir, un miedo desproporcionado a un sonido intenso o repentino.

De acuerdo con especialistas veterinarios, esta respuesta no es normal ni adaptativa, sino que puede interferir con el comportamiento de las mascotas y supone un problema serio para su bienestar.

Fobia sonora

Este tipo de fobia se da en animales, mayoritariamente, que habitan en las urbes, lo que es entendible dado que estos espacios se caracterizan por sus sonidos y ruidos cotidianos.

Asimismo, son los perros de mayor edad quienes son propensos a experimentar este tipo de fobia, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Bristol.

La British Small Animal Asociation (BSAVA, por sus siglas en inglés), indica que las reacciones de temor a ruidos fuertes, tales como truenos y fuegos artificiales, son más comunes en los caninos, y que una proporción significativa se verán sensibilizados, es decir, que su respuesta aumentará con la exposición repetida a ellos.

En un informe técnico que realizó la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (AVATMA), se señala que no se conocen con profundidad las razones de por qué algunos perros experimentan mayor sufrimiento con los sonidos de cohetes y pirotecnia, y otros no.

Hay dueños capaces de documentar y reconocer algunos patrones de respuesta y comportamiento cuando las mascotas están expuestas a esos sonidos:

  • Nerviosismo
  • Buscan desesperadamente un lugar para esconderse
  • Taquicardia
  • Mayor salivación
  • Resguardan su cola entre las patas
Foto: Pixabay.

¿Por qué las mascotas presentan esta fobia?

La investigadora veterinaria Jessica Perry Hekman, con base en el estudio técnico de AVATMA, señala que la fobia al ruido sí podría tener algún componente genético y que está a menudo asociada con la ansiedad por separación. También indica que es probable que comience cuando la mascota tiene alrededor de un año de edad y que aumentaría rápidamente.

Por otro lado, Gregory Berns, neurobiólogo especializado en comportamiento canino, señaló que los perros no tienen la capacidad de racionalizar su ansiedad y puede que sufran una forma más profunda e intensa de terror, similar al estrés postraumático que experimentan los seres humanos.

En los gatos los signos suelen pasar inadvertidos, aunque algunos tratan de ocultarse o escapar, otras veces pueden correr detrás de la pirotecnia, por lo que pueden sufrir alguna lesión. No están exentos de padecer este tipo de fobia pero suele ser menos visible.

Recomendaciones para cuidar a michis y lomitos

La fobia sonora en las mascotas no suele ser atendida, por lo que puede impactar en la calidad de vida de las mascotas. Por tanto, una vez que se documenten estas respuestas a sonidos intensos y repentinos, deben ser llevadas con un especialista.

Algunas recomendaciones que hacen expertos veterinarios para que michis y lomitos no sufran por la pirotécnica en estas fiestas patrias son:

  1. Adoptar un lugar seguro y cómodo para que se pueda resguardar la mascota. Recomiendan aislarlo del ruido lo más posible.
  2. Para distraer a las mascotas del ruido se puede poner un sonido alternativo como música o la televisión, pero no deben de ser igual de incómodos. El objetivo es distraerlas.
  3. Activar su mente para ayudarlos, ya que es importante que enfoque su atención en otra cosa, como en juguetes rellenables o juegos.
  4. No se debe regañar o maltratar a las mascotas y mucho menos exponerlas al ruido de forma directa.
  5. Los expertos recomiendan premiar a peros y gatos cuando se mantengan relajados.
  6. Las mascotas que experimenten este tipo de fobia deben ser llevados con un veterinario especialista en comportamiento.
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