La crisis del agua, la protección del maíz y la prohibición del fracking, son tres de los grandes retos ambientales a superar en México.
En cuanto a la escasez del agua… ¿es un problema de lluvias? A decir de los expertos, la respuesta es NO.
Esta crisis tienes sus raíces en el acaparamiento, es decir, las concesiones otorgadas a manos llenas y en tres décadas a grandes empresas e industrias, sin importar la situación ambiental, o si hay acuíferos sobreexplotados.
La Ley de Aguas Nacionales, promulgada en 1992 y creada para dar “certeza” a las inversiones del Tratado de Libre Comercio (TLC), propició que dichas concesiones crecieran cien veces de 1994 a 2004, pues pasaron de tres mil a 300 mil.
Así, las grandes empresas, que representan sólo el 1% de los usuarios, acaparan hasta la fecha casi la cuarta parte del agua disponible en el país.
México contra el maíz transgénico y el glifosato
En cuanto al maíz, México es centro de origen de esta planta y de 59 razas nativas, las cuales deben protegerse de los organismos transgénicos y de herbicidas de alto riesgo, como el glifosato. Dos productos que empresas transnacionales han buscado introducir, a partir de una batalla, hasta hoy infructuosa, de amparos.
Explotación del subsuelo
Y en lo que se refiere a la explotación del subsuelo, se requiere prohibir al más alto nivel el fracking, técnica para obtener hidrocarburos a partir de perforar rocas con grandes volúmenes de agua.
Es, además, altamente contaminante, pues emplea 750 sustancias sumamente tóxicas, como metanol, benceno y tolueno.