El plantón que está frente al Senado de la República cumple su primer año este 2 de febrero. Al centro de la instalación hay algunas lonas, que son el campamento. Estas lonas están rodeadas por cuatro enormes jardineras llenas de plantas de marihuana que llegan medir más de 5 metros de alto. Los jardines tienen nombres de famosos que consumían marihuana como María Sabina y Tin-Tan. Hay más de mil plantas sembradas que se mueven de lado a lado con el viento y aromatizan el lugar.
Del campamento sale Pepe Ribas, un activista del Movimiento Cannábico Mexicano Plantón 4:20 y dice que “lo que proponen hoy, es en gran medida para las cadenas farmacéuticas. Para nosotros, la gente de pie, sólo se logró lo de los cultivos. Pero con tantos requisitos y procesos, deja fuera a cualquier campesino o usuario común. Si quieres tener la planta sólo la puedes tener si la procesas y consumes de la manera más complicada. Cuando leía el reglamento me imaginaba a gente con trajes anti-radiación manipulando la marihuana”.
Lo que hoy se está cosechando es un proceso que inició desde el 2017. Tres años de espera para que el reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Control Sanitario para la Producción, Investigación y Uso Medicinal del Cannabis y sus Derivados Farmacológicos pudiera echarse a andar.
Con este reglamento muestran cómo se interesan primero por el mercado que por los derechos de la gente. Lo que los pacientes necesitan es un cultivo libre, tener derecho a la posesión sin una restricción de peso y también tienen que tener espacios para medicarse” dijo el activista.
Lo que quiero decir es que se tiene que regular el uso personal. Una persona es un sujeto de derecho. Y eso quiere decir que puedo usar cualquiera de ellos para mi consumo, desde el derecho a la salud, a la recreación y sobre todo al libre desarrollo de la personalidad”, mencionó Ribas con un porro en su mano derecha y su botella de agua en la izquierda.
La única ventaja que resalta el activista son los mecanismos de compra y adquisición de semillas, que son sin complejidades más allá de las de cualquier posesión de un grano de cualquier planta. Señala que será más fácil obtener semillas para uso medicinal y obligar a todos a tener algún padecimiento, o inventarse uno para cultivar la hierba.
La planta sigue teniendo el estigma de una sustancia peligrosa y depende de su cantidad que vayas o no a la cárcel. Entonces se entiende que abren el mercado, pero seguimos siendo ciudadanos de segunda clase. A los que nos revisa la policía por oler raro te privan de tu libertad si traes más de lo que marca su ley. Esas son violaciones constantes a los derechos humanos de los usuarios y es discriminación” dice Pepe entre plantas de marihuana y hortalizas.
Durante la entrevista con Once Noticias, Pepe caminaba entre los diferentes espacios del plantón: una cocina donde algunos comían un plato de huevo con tirillas, después un centro de meditación entre enormes plantas de mota, poco más atrás una carpa que funciona como dormitorio. Justo a sus espaldas el Senado de la República.
Este es un espacio ganado y no lo vamos a regresar. Es el único lugar en México donde puedes consumir de manera segura. Aquí en el parque no te van a discriminar porque fumes, aquí la policía no reprime el uso de la marihuana. Este parque es un museo vivo de los derechos humanos, un espacio donde se puede entender cómo a los usuarios de marihuana se nos discrimina con la ley” concluyó Pepe.