¡De los viveros a nuestra casa! Cada fin de año, la nochebuena tiñe de rojo hogares y espacios públicos en todo el país. México no sólo la consume: es su lugar de origen y uno de los principales productores a nivel mundial.
Producción nacional en cifras
México se ubica como el cuarto productor mundial de nochebuena, con alrededor de 300 hectáreas cultivadas, de acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema).
Los principales estados productores son Morelos, Michoacán, Ciudad de México, Estado de México y Puebla, donde la flor es conocida en náhuatl como Cuetlaxóchitl (“flor de cuero”).
Datos de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (CORENADR) indican que cada año se producen cerca de 20 millones de macetas, con un valor superior a 900 millones de pesos. En la actualidad, existen cerca de 21 variedades de esta flor, desde siete centímetros hasta cinco metros de alto.
El papel de la Ciudad de México
En la capital del país se reporta una producción histórica de 1.8 millones de plantas, que se comercializan en más de 20 puntos —avenidas principales, plazas comerciales, explanadas de alcaldías y el Zócalo— con precios que van de 40 a 300 pesos, según su tamaño.
Durante 2024, la Ciudad de México ocupó el tercer lugar nacional, sólo detrás de Morelos, con nueve millones de plantas, y Michoacán, con aproximadamente cinco millones.
Además, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estima que la cadena productiva de la nochebuena genera alrededor de tres mil empleos temporales en la temporada decembrina.
De una semilla a una flor
La nochebuena se cultiva principalmente a partir de esquejes (fragmentos de tallo), sembrados en sustratos especiales como aserrín, tezontle, corteza de pino o bagazo de caña.
Según Agrichem México, el proceso requiere:
- Luz indirecta
- Riego controlado
- Fertilización ligera
- Períodos de sombra desde octubre, clave para que las hojas adquieran su color rojo característico
En estado silvestre, la nochebuena crece en cañadas y zonas abiertas del occidente y sur de México.
Las variedades más comunes —Freedom, Subdijiy Prestige Red— concentran cerca del 70% de la producción en la Ciudad de México, aunque también se cultivan Joy Pink, White Red Angely Festival.
¿Adorno, símbolo o medicina?
De acuerdo con la UNAM, la nochebuena tuvo usos medicinales y ceremoniales desde la época prehispánica.
Existen registros de que su látex se empleaba para estimular la producción de leche materna y como auxiliar para tratar infecciones cutáneas, como la erisipela.
También fue considerada un trofeo simbólico: los tlatoanis la cultivaban en sus jardines, ya que su color rojo se asociaba con el poder y la vida.
Hoy, la nochebuena sigue siendo mucho más que una flor decorativa: es tradición, economía, historia viva y orgullo mexicano.
