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Desaparición forzada, un fenómeno sistemático que está lejos de acabar

En el marco del 30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, expertos reflexionan sobre este grave fenómeno.

Las desapariciones forzadas son un fenómeno sistemático que ha trastocado a miles de familias en México. Se trata de un grave problema que rompe, incluso, el tejido social y comunitario.

A decir de expertos, lejos de tratarse de un fenómeno del pasado se trata de un problema actual, que ha continuado, pero… ¿qué ha permitido su subsistencia?

Con el tiempo, las desapariciones forzadas en México tienen características que lo distinguen de lo que ha ocurrido en otros países de América Latina.

“Debido esencialmente al hecho que México nunca ha sufrido una interrupción formal y aparente del régimen democrático”, señalan los investigadores Irene Spigno y Carlos Zamora.

Actualmente, los datos más recientes del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas de la Secretaría de Gobernación, señalan que hay 104 mil 747 personas desaparecidas, en el período de 1952 a 2024.

Sin embargo, según esa base, en los últimos 10 años sólo se han registrado 530 personas que han sido víctimas de desaparición forzada.

De acuerdo con Andrea Horcasitas, asociada de investigación de derechos humanos de la Universidad Iberoamericana, señaló a Once Noticias Digital que las desapariciones forzadas se definen como aquellas en donde el Estado participa con su tolerancia y participación.

Sin embargo, también se delimita a partir de los motivos de la desaparición, porque no hay voluntad de desaparecer o ausentarse, lo que la diferencia de las personas no localizadas.

“Una desaparición forzada es propiamente la privación de libertad de una persona por agentes del Estado o por personas particulares, pero con tolerancia del Estado. ¿A qué nos referimos? Es cuando el Estado, diciéndolo de manera coloquial, se hace de la vista gorda frente a estas desapariciones”, explicó al medio.

Plan contrainsurgente

Los antecedentes de este fenómeno se rastrean desde los años 70 como parte del plan contrainsurgente que impulsaron los gobiernos neoliberales.

Era un mecanismo que buscaba controlar y eliminar a cualquier disidencia y apuntó a estudiantes, campesinos, indígenas, comunidades afromexicanas, disidencias sexogenéricas, entre otros.

Crisis forense

Esta práctica sistemática ha continuado, y se suma la grave crisis forense que atraviesa a nuestro país.

De acuerdo con el Movimiento Nacional por Nuestros Desaparecidos en México (MNDM), hay más de 52 mil cuerpos de personas sin identificar, hasta agosto de 2021.

“Esta es una cifra gravísima pensando también que tenemos más de 4 mil 500 fosas clandestinas documentadas desde 2006 a junio de 2023”, señaló Andrea Horcasitas a Once Noticias Digital.

1960, 1970, 1999, 2014, 2024… siguen ocurriendo

Hay casos emblemáticos, fechas que han marcado a ese fenómeno, una de esas fechas es en los 70 cuando Rosendo Radilla fue víctima de desaparición forzada

Recientemente, este caso dio un vuelco porque la jueza federal, Karla Macías, concluyó que la represión que ocurrió en Guerrero, en la década de los 70, fue terrorismo de Estado, y pidió que bajo esa lógica se investigue la desaparición forzada de Radilla, ocurrida en 1974, en manos del Ejército.

“En nuestro caso el Ejército fue el responsable. El Estado es responsable por acción y omisión, es responsable de que estos hechos sigan ocurriendo, por no evitar que sigan pasando. Ya están los hechos, tendría que poner el esfuerzo para que las personas que están desaparecidas fueran buscadas más las personas que están en los Semefos sean entregadas a sus familiares”, señaló Tita Radilla, activista y una de las hijas de Rosendo, a Once Noticias Digital tras colocar la foto de su padre en la Glorieta de las desaparecidas y los desaparecidos.

La jueza ordenó a la Fiscalía General de la República (FGR) que procese a decenas de militares de alto rango implicados en el caso del compositor de corridos originario de Atoyac, entre ellos al general Enrique Cervantes Aguirre, exsecretario de la Defensa durante el Gobierno de Ernesto Zedillo.

Las desapariciones forzadas son un fenómeno muy complejo, dicen los expertos, y se desarrollan en contextos históricos diferentes, pero han continuado por la impunidad y porque se enmarca en un modelo económico que, incluso, ha diversificado a los actores que la perpetran y a las actividades criminales, para ejemplo, la trata de personas o el trabajo forzoso.

Es 2024 y en lugares tan lejanos como Reynosa, Tamaulipas, esas desapariciones continúan ocurriendo.

Miguel Ángel fue sustraído y las cámaras C4 estaban en reparación

Es el caso de Laura Sánchez y su hijo Miguel Ángel Hernández Sánchez quien cumplió, el domingo 25 de agosto, cinco años que su familia no ha vuelto a saber de él.

Su madre, aunque enferma, ha decidido plantarse en el Zócalo de la Ciudad de México, para pedir a las autoridades federales que atiendan su caso, principalmente, que la dejen entrar a los Centros Federales de Readaptación Social (Cefereso), para buscarlo, porque las autoridades de Tamaulipas dicen que ahí está, pero sólo la traen vuelta y vuelta.

Al joven enfermero se lo llevó un grupo armado, en Reynosa, Tamaulipas. Todo ocurrió en la vil oscuridad del 25 de agosto de 2019 y poco se pudo evitar.  Ese día, las cámaras del C4 estaban en reparación. Entonces comenzó el martirio.

Informan las autoridades que Miguel está en reclusión en alguno de los 17 Centros Federales de Readaptación Social que hay en el país. A Laura no le han dicho cuál es delito que se le imputa; tampoco lo ha visto ni ha tenido comunicación con él.

En enero de 2020, a Laura le notificaron que su hijo fue localizado en el Cefereso número 17, ubicado en Buenavista Tomatlán, Michoacán. Fue una llamada de la Fiscal, Thelma Polanco, la que confirmó que Miguel Ángel estaba ahí.

No obstante, una notificación firmada por Sergio Alberto Martínez Castuera, coordinador de centros penitenciarios federales, Miguel Ángel Hernández Sánchez egresó del Cefereso de Michoacán el 28 de diciembre de 2019. Desde entonces nadie le dice más.

“La misma autoridad me lo trae secuestrado, porque no he tenido comunicación con mi hijo y sé por testigos que lo han visto que está con vida.  Hijo ten fé, tu madre te está buscando. Te seguiré buscando, hijo. Por favor, le pido a las autoridades, al Presidente López Obrador y a la próxima presidenta que se toque el corazón”, expresó entre lágrimas la buscadora en silla de ruedas.

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