Nacional

Diputados avalan reforma a Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia 

Con la reforma se tipifica como violencia física el ataque a mujeres con ácido o sustancias tóxicas o corrosivas. 

La Cámara de Diputados avaló por unanimidad de 480 votos el dictamen a la minuta que reforma la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. 

Así se tipifica como violencia física el ataque a mujeres con ácido o sustancias tóxicas o corrosivas. 

Los diputados señalaron que se debe legislar para prevenir los ataques con sustancias y se puedan imponer sanciones más severas. 

Legisladoras y legisladores de las fracciones políticas expusieron que estos ataques han ocurrido en distintas entidades del país. 

Coincidieron que es de suma importancia incorporar el ataque con sustancia en la ley y abra la posibilidad de que se pueda tipificar como un delito penal y de reconocer que es un tipo de violencia por razón de género. 

Los cambios de la ley se enviaron al Ejecutivo Federal para sus efectos constitucionales. 

Violencia de género: ácido en la cara, la marca de la posesión machista 

Son agresiones con una altísima carga simbólica. Pretenden marcar de por vida. Dejar en el rostro desfigurado y en el cuerpo de la víctima la estampa de su crimen, de sus celos, de su odio; una huella imborrable y dramática.  

El ácido y otras sustancias abrasivas son utilizadas en muchos países como un arma que no solo pretende causar un sufrimiento físico enorme -o, incluso, la muerte-, sino también para imponerle una condena social que la acompañará de por vida. Al mirarse al espejo, al observar las reacciones de los otros. Es la marca de la posesión; una firma ardiente que lastra la vida, o lo que queda de ella, de miles de mujeres en todo el mundo. 

Las cicatrices en su cara, abrasada, las hacen perfectamente reconocibles; pero no existen estadísticas que digan cuántas personas sufren ataques con ácido u otros productos de este tipo en el mundo.  

Acid Survivors Trust International (ASTI), una organización especializada que trabaja con Naciones Unidas, calcula que al año se producen al menos mil 500 agresiones, más del 80% contra mujeres.  

La mayoría localizadas en países del sureste de Asia, África subsahariana, India occidental y oriente medio; aunque se contabilizan cada vez más casos en América Latina. Como en Colombia, donde la proliferación de ataques con químicos abrasantes ha llevado a las autoridades a revisar la ley para endurecer las penas contra los agresores que empleen este instrumento de terror.  

El 90% de los atacantes son hombres; casi siempre conocidos o con alguna relación con la agredida; un patrón común en todos los lugares. 

Pretenden destruir la vida de la mujer a través de lo que la ONU considera una forma “devastadora” de violencia de género.  

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