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Discriminación y racismo a la inversa no existe: especialistas

En México, la discriminación responde a un sistema de opresiones que históricamente ha afectado a diversos grupos.

La discriminación es un tema que en los últimos días se ha puesto en tela de discusión luego de que el aspirante de la oposición a la candidatura presidencial 2024, Santiago Creel, acusó al presidente Andrés Manuel López Obrador de “discriminación inversa” por supuestamente criticarlo por el color de su piel y ojos.

“He sido objeto de infundios, ataques, no solamente a mí, a mi familia, a mi origen, al color de mi piel, al color de mis ojos. Porque es una discriminación inversa la que él hace. Porque aquí no todos somos iguales: El pueblo es de él, y los demás ni a pueblo llegamos”, dijo el presidente de la Cámara de Diputados.

Discriminación y racismo a la inversa no existe: especialistas
FOTO: CUARTOSCURO

Pero ante tales declaraciones, surge la duda, ¿es posible hablar de discriminación a la inversa?, ¿existe?

La discriminación son tratos diferenciados hacia las personas basados en prejuicios por motivos de género, orientación sexual, edad, religión, origen étnico o el color de piel.

Según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) el resultado de la discriminación es obstaculizar, restringir, menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades.

Geraldina González de la Vega, presidenta del Consejo para Prevenir la Discriminación en Ciudad de México (Copred), en entrevista con Once Noticias, dijo se debe distinguir la discriminación de algún tipo de trato injusto o ilegal.

“La discriminación requiere, en un sentido técnico, de tres elementos: que haya un trato diferenciado, no justificado; que esté basado en un prejuicio y que lastime o tenga algún impacto en el ejercicio de algún derecho o alguna libertad”, explicó la presidenta de Copred.

Agregó que se suelen confundir las conductas o discursos que puedan segregar, pero que no tienen el elemento del daño o la obstaculización en el ejercicio de derechos o libertades, por tanto, no entrarían en el concepto de discriminación.

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Geraldina González de la Vega FOTO: CUARTOSCURO.COM

En México, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS, 2022), 23.7% de la población adulta dijo haber sido discriminada. De esa cifra, 30.6 % declaró que la razón principal fue por su apariencia física, su forma de vestir o su arreglo personal.

“La discriminación se fundamenta en un sistema social, político y cultural de opresión que se sustenta en prejuicios, es decir, juicios de valor que generalizan cómo deben ser las personas o determinadas poblaciones”, aseguró González de la Vega.

Ahora bien, en el caso de la discriminación racial y racismo tiene que ver con un sistema de dominación basado en un concepto clave: la raza.

De acuerdo con el investigador del Centro de Investigaciones de América Latina y el Caribe (Cialc-UNAM), Jesús María Serna Moreno, la raza es un concepto que se utilizó en el siglo XVIII hasta muy entrado el siglo XX para clasificar a los seres humanos.

Aunque su origen se rastrea desde el siglo XVI, es en la época de la Ilustración, en el XVIII, que tuvo auge gracias a la antropología y otras ciencias que usaron el término para referirse a los rasgos fenotípicos de los seres humanos. El doctor señala a Once Noticias que fue después de la Segunda Guerra Mundial que el término cayó en desuso, debido al peso que tuvo con el nazismo, y se sustituyó por el de ‘etnia’ para referirse a las características compartidas –en términos socioculturales- de los seres humanos.

Pero, las razas no existen, el racismo sí.

El racismo se basa en una supuesta “superioridad” de un grupo sobre otro basado en el color de la piel o en características físicas, es decir, se construye a partir de un ejercicio del poder, explicó el doctor Jesús María Serna Moreno, quien también es profesor en la ENAH.

En México, el racismo tiene que ver con un proceso histórico particular: la invasión europea y la instauración del colonialismo, que trajo consigo la implantación del sistema de castas, en donde el origen y el color de piel determinaba la posición en la escala social.

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FOTO: JUAN JOSÉ ESTRADA SERAFÍN/CUARTOSCURO.COM

Esa forma de división social trajo consigo que los criollos y españoles ocuparán la parte más alta de la escala, eran quienes sustentaban el poder, mientras que los pueblos originarios quedaron debajo. En la base, los afrodescendientes que llegaron esclavizados.

–En la construcción cultural del color negro se asoció a lo maligno, lo negativo. El color blanco a pureza, inocencia, lo positivo-

Eso se mantuvo aún después de la independencia.

En el siglo XX con el mestizaje, una supuesta “raza de bronce”, como decía su ideólogo José Vasconcelos, el Estado buscó unificar a todos y todas bajo un mismo pasado, un mismo color de piel, pero borró otras identidades: a la población afrodescendiente.

“Se piensa que ya no hay racismo en México porque se dice que México es mestizo, y esa es una concepción ideológica, […] en la realidad sigue habiendo diversidad racial y esta diversidad hace que, quienes tienen un color más blanco van a estar de alguna manera en la cúspide, los llamados mestizos y blancos van a estar ubicados en el poder económico, político, social, etc., porque históricamente se construyó así”, externa el doctor Serna Moreno al medio.

¿Quiénes han sido discriminados históricamente?

Son las mujeres, las poblaciones originarias, afrodescendientes, personas mayores, personas con discapacidad, de la diversidad sexual, incluso infancias o adolescencias quienes históricamente han sido grupos excluidos.

No obstante, la discriminación atraviesa diversas opresiones: no es lo mismo un hombre con piel negra o morena, en condición de pobreza, que una mujer trans de piel negra o morena, en la misma condición. Es ella quien atraviesa al menos cuatro opresiones que enfrentará ante el sistema. Y en ese panorama se transversalizan las desigualdades sobre los cuerpos, es decir, se racializan.

 

Pero volvamos al cauce de la discusión, ¿existe el racismo a la inversa? No.

Y no existe porque la experiencia de acceso a derechos, de movilidad social y de oportunidades, enmarcado en una dimensión histórica, no ha sido igual para las personas afrodescendientes, morenas o de pueblos indígenas que para personas con pieles blancas o con características físicas hegemónicas.

“Las clases más desprotegidas, más vulnerables son justamente las clases que son racializadas y hacia ellas contra las que se ejerce el racismo [personas negras –morenas, etc.]”, enfatiza el investigador.

En ese sentido, la presidenta de Copred coincide y atina a señalar que hablar de racismo a la inversa, niega siglos de dominación hacia determinadas personas, “a partir de la construcción cultural que es el racismo”.

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FOTO: CUARTOSCURO

Pero también comparte que no se puede hablar de heterofobia, por ejemplo, hacia las personas heterosexuales, ni tampoco de sexismo a la inversa, en donde los hombres sean discriminados por mujeres por el hecho de ser hombres.

“Y eso sucede porque “no ha habido un sistema normativo, cultural, social, económico, político y jurídico, que mantenga a esas personas en una situación de subordinación”, enfatiza la presidencia de Copred.

Para decirlo más sencillo, la discriminación a la inversa operaría en un sentido contrario a su definición primaria: los grupos dominantes –racializados como personas blancas, de una clase social privilegiada, perteneciente a un género hegemónico, etc.– recibirían tratos diferenciales, que limitarían sus libertades y derechos, por parte de los grupos desfavorecidos.

Sólo sería posible si los oprimidos logran superar la desigualdad discriminatoria a la que han sido sometidos, pero eso no podría suceder dado que responde también a todo un pasado histórico.

Omar Martínez, integrante de la organización sin fines de lucro Racismo Mx, señala que el tono de la piel continua como un prejuicio relevante en el acceso a derechos y oportunidades, aún en la actualidad.

“Las personas por el tono de piel pueden tener menor acceso a oportunidades laborales, pueden tener menor ingreso económico a pesar de tener exactamente las mismas capacidades, tienen sistemáticamente una violación a derechos mucho más marcada”, afirma a Once Noticias.

Y agrega que, en el caso de las personas blancas, no pasan por los mismos procesos de lectura social, política, institucional, que las personas de piel morena o negra.

 

¿Y qué más nos dicen los datos?

La apariencia, tal como muestra la Enadis, es un motivo de discriminación a nivel nacional.

Entre las entidades que registraron mayores casos de discriminación fueron: Yucatán, Puebla, Querétaro, CDMX y Jalisco.

Sólo en CDMX, se sumaron otras discriminaciones, además de la apariencia, tal como da cuenta Copred: fueron mayormente discriminadas las personas con COVID, personas que viven con VIH y personas que viven con otro tipo de condiciones de salud.

También la discriminación asociada al embarazo. Este fue la denuncia que más recibió Copred, al menos 500 casos. Así también denuncias de discriminación de personas con discapacidad.

 

Lapsus final

Los especialistas refieren que esta problemática continúa socavando las desigualdades en nuestro país.

La discriminación y el racismo continúa negando derechos a las poblaciones que históricamente han padecido por ello. La división de clases continúa basada en la división racial.

Las poblaciones afromexicanas quedaron invisibilizadas de la historia, pese a ser la tercera raíz.

Fue hasta el año 2019, que se reconoció constitucionalmente a los pueblos afromexicanos. En la encuesta de INEGI (2020), por primera vez se instauró, también, la pregunta de la autoadscripción. El resultado fue que 2% de la población se reconoce afromexicano.

Asimismo, en México, 19.4% se autoidentifican como parte de pueblos indígenas.

Estas comunidades (afromexicanas e indígenas) se concentran en los estados que encabezan los porcentajes de pobreza: Oaxaca, Chiapas y Guerrero, de acuerdo a Coneval.

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FOTO: CUARTOSCURO.COM

¿Coincidencia? No.

Suponer que existe la discriminación a la inversa es una contradicción que usan las clases dominantes cuando se acaban los argumentos en la defensa de sus ideas, como ocurrió con Santiago Creel, quien ofreció una disculpa días después de sus declaraciones asegurando “un lapsus”.

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