No importa la edad, siempre queda en la memoria el recuerdo de un maestro o maestra que marcó nuestras vidas.
“Sí hay uno que era de álgebra que me hizo amar las matemáticas, eso es buena”, dijo la estudiante Helen Peralta.
“El interés que ponían en nosotros, el apoyo que siempre nos brindaron y mucho, gracias a ellos, estamos aquí”, señaló la maestra Lourdes García.
Por la huella que dejaron.
“Pues el de quinto, sexto año sí era muy exigente, pero fue uno de los mejores maestros, la poca buena ortografía que uno tiene, el saber escribir una carta, que ya no les enseñan, fue uno de los mejores que pude tener”, comentó la comerciante Gabriela Hernández.
Por la alegría que traen sus dichos.
“De expresión oral se llama la materia, siempre cuando pregunta si tenemos dudas, si decimos que no, siempre dice: “vientos huracanados””, dijo Axel, estudiante.
Y otros por la necesaria mano dura.
“Lo máximo fue sentarme hasta delante por andar el despapaye con los amigos y ya”, agregó Axel.
Aquellos que con sus palabras nos impulsaron.
“La que dice que nada está hecho, todo lo vamos adquiriendo y todo se mejora”, María del Socorro Hernández.
“Que nosotros podíamos hacer algo, siempre que lo quisiéramos hacer, y pensar en el futuro”, añadió Lourdes.
En el día de las y los maestros, Brenda y su hija Valeria reconocieron la importancia de celebrar a nuestros educadores.
“Son como unos segundos papás,nos educan, nos enseñan, nos tienen paciencia a los niños”, dijo Brenda.
“Ellos nos están enseñando y nos ayudan para aprender”, señaló Valeria.
Y los que apenas dan sus primeros pasos, presumen sus avances que son gracias en gran parte, al docente.
“Ahorita ya sé leer, escribir, sumar, restar, un poco de multiplicar y eso”, concluyó Iker, estudiante.