Por el patrimonio, historia, y sus museos, Durango marca tendencia en el turismo cultural.
Por ello, fuimos hasta tierras duranguenses, para contarles cómo se han modificado los paseos por los recintos culturales con la pandemia.
Estuvimos en el Museo Francisco Villa, ubicado en el edificio más grande de Durango, el Palacio de Zambrano, recinto que resguarda una gran riqueza histórica, arquitectónica y cultural.
Después de 4 meses de que el Museo permaneció cerrado, sin falsa modestia les digo a ustedes que es el museo más visitado, más conocido, y más bonito de Durango.
El lugar es un palacio ¿por qué? Por muchas razones: los arcos, la arquitectura, los murales que tienen una antigüedad de 85 años y en las salas que tenemos en la exposición contamos con museografía dedicadas obviamente al personaje Francisco Villa que era nacido en Durango, Villa es un personaje Duranguense” Gilberto Jiménez Carrillo, director del Museo Nacional “Francisco Villa”.
Nosotros tenemos un aforo o un número de visitas mensuales de aproximadamente cinco mil personas aproximadamente, pero ahora con la nueva disposición sanitarias y con los protocolos que nos están pidiendo, la afluencia no debe ser mayor de 50 personas por grupo; se van esas 50 y entran otras 50, obviamente lo que dices tú, el sanitizante, el tapete sanitario, etcétera”, añadió
En el museo hay objetos relacionados con el personaje y con la época como cartas, fotografías y rifles.
Antes de ser el Museo de Francisco Villa, fue la sede del Palacio de Gobierno durante más de 140 años.
Aquí en este edificio han pasado gobernadores, lo repito, presidentes, artistas, políticos, es el lugar de Durango que cuenta más historia sobre el Durango de los últimos 200 años, y ahora se convirtió en el Museo Francisco Villa dedicado a un personaje que con defectos y virtudes nos da identidad como mexicanos y particularmente como duranguenses”, señaló el director del Museo.
- El segundo museo más importante de Durango alberga la riqueza de arte sacro, y está dentro de la Catedral Basílica Menor Inmaculada Concepción.
Los bienes religiosos que hay allí son únicos no solo en el país, sino en el mundo.
Por ejemplo, un tenebrario de 1938.
Se conserva arte funerario que hay en la catedral duranguense y en Italia.
Y muchos óleos sobre tela de artistas como Miguel Cabrera, Antonio de Torres, y José Juárez, que datan del año 1600.
Las obras de arte están en cuadros de madera estofadas en oro de 22 quilates.
Son muy importantes estos óleos porque pertenecieron a un templo que se llamó Francisco de Asís el cual fue demolido, por otra parte, también tenemos oleos sobre tela de Antonio de Torres y el máximo exponente del Barroco novohispano en óleo en pintura José Juárez aquí lo tenemos”, Gerardo Juárez Loera, guía del Museo de la Galería Episcopal.
Hay una sala llamada capitular donde se encuentra el martirio de los doce apóstoles muy cruelmente asesinados.
En otra hay óleos sobre tela de los obispos que existieron desde el año 1620.
Y en la nueva normalidad podrán acceder los visitantes respetando los protocolos de las autoridades sanitarias.
Si vienen familisa solo de a dos de a tres de a dos es lo que estamos manejando ahorita”, agregó Gerardo Juárez.
En el recorrido por Durango también vale la pena visitar el Centro Cultural y de Convenciones Bicentenario, el cual fue mandado a construir por el presidente Porfirio Díaz para que éste fuera un hospital.
Se quedó nada más la construcción, después en tiempos de la revolución mexicana se ocupó como caballerizas y como cuartel de los soldados que estaban en la revolución; después el presidente Lázaro Cárdenas por medio de un decreto lo hace una escuela para los huérfanos de los soldados caídos durante la Revolución y para los hijos de esos soldados vigentes” Claudia Orrante Reyes, jefa de administración del Centro Cultural.
Estando en Durango le recomendamos conocer el Parque Fundidora, el horno más alto de américa latina. Esta exfundidora fue acondicionada como un bello parque con jardines idóneo para pasear en esta nueva normalidad.
Y ligado a su historia está una majestuosa casona construida en 1850 por Don Juan Nepomuceno Francisco Flores y Alcalá, gran terrateniente del estado de Durango, con el fin de que dicho inmueble desempeñara la función de casa habitación para los ingenieros que trabajaban en la fundidora. Sin duda una joya de Durango que pasaría a la historia como la ferrería.
Durango se declara listo para recibirles en esta nueva normalidad, con todas las medidas sanitarias, y lo mismo espera, turistas responsables.