Unas mesas y bancos plegables, cartulinas y posters que se colocan en algún parque, lo convierten por un rato en un salón de clases para niños en situación de calle o que viven en condiciones de vulnerabilidad:
Es la -“Escuela de las Mariposas”, estrategia puesta en marcha durante la pandemia, por el colectivo “El Caracol”, que atiende a personas sin hogar.
Nosotros atendemos a las poblaciones callejeras que comprende las personas que viven o que sobreviven dentro de la cultura callejera o que están en peligro de poder llegar a ella”, explicó Iván Garduño, líder de la Escuela de Las Mariposas, colectivo El Caracol.
La Escuela de las Mariposas se creó para que los niños que viven en condiciones de marginación y no tienen acceso a la educación a distancia, puedan recibir enseñanza.
Los ayuda con una inclusión social, son niños que son un poco introvertidos en su mayoría, entonces yo creo que este tipo de actividades los ha ayudado a que poco a poco desarrollen actividades verbales, habilidades sociales”, indicó María Guadalupe Huerta Reyes, apoyo de la Escuela de las Mariposas.
Dos pequeños que asisten a clases, a quienes llamaremos “Karla” y “Pedro”, -aunque no son sus nombres reales- viven con su mamá y sus hermanos en una zona muy peligrosa de la Ciudad de México, un pequeño departamento ubicado en una plaza donde se reúnen indigentes.
Los integrantes del colectivo El Caracol conocieron a Karla, Pedro y sus tres hermanos mientras repartían cubrebocas y kits de desinfección a las personas en condición de calle.
A ellos cuando los vimos recurrentemente, porque empezamos a visitar esta zona los comenzamos a ver, entonces sabíamos que por algo estaban esta parte, no, o sea vienen porque hay una cierta necesidad”, dijo Iván Garduño.
En su clase del día les tocó aprender sobre el calendario.
Para que los niños lograran entender un poquito de qué festividades tenemos mes con mes, que ellos pudieran identificar el mes de su cumpleaños, el mes del día del niño, que ellos recuerden y que vean cómo va pasando el año”, comentó María Guadalupe Huerta.
En este lugar, el colectivo imparte clases martes y jueves, aunque no siempre llegan todos los alumnos.
La población callejera es muy variada y es muy inestable, entonces aquí también tengo niños de población callejera sin embargo hay ocasiones en las que no están”, añadió Iván Garduño.
A “Karla” y a “Pedro” les gusta la forma en la que les enseñan:
Me gustan las actividades que vienen a hacer. Luego nos ponen sumas, nos ponen a hacer títeres, nos platican cosas”, dijo Karla de 11 años.
Jugamos, aprendemos las vocales y pintamos”, expresó por su parte Pedro de 9 años.
Los contenidos que les imparten están basados en los aprendizajes esperados por la Secretaría de Educación Pública.
Tal vez no vamos al mismo ritmo que una escuela formal, pero tratamos de también reducir un poco el rezago educativo que llega a haber y ahora hay por la pandemia”, indicó Garduño.
Por ahora, la “Escuela de las Mariposas” atiende a cuatro grupos dos veces por semana es una labor, dicen, muy gratificante.
Es un gran crecimiento tanto profesional como personal, liderar la Escuela de las Mariposas y ver el desarrollo que ha tenido cada uno de los niños y niñas que tengo”, puntualizó Iván Garduño.
Que nos tengan la confianza es algo muy bonito”, expresó María Guadalupe Huerta Reyes.