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Especialistas coinciden: renta de vientres cosifica el cuerpo de las mujeres

Desde diferentes puntos de vista, se expresó que la renta de vientres o gestación subrogada es una práctica que cosifica el cuerpo de las mujeres porque refuerza la idea de que son “objetos”

Durante el Foro “Gestación subrogada. Vientres de alquiler, las otras voces” abogadas, defensoras de derechos humanos y académicas explicaron que la renta de vientres o gestación subrogada es una práctica que cosifica el cuerpo de las mujeres porque refuerza la idea de que son “objetos” en los que terceras personas pueden hacer realidad sus deseos.

Por esta razón, y muchas más, detallaron que esta práctica no debe ser regulada en más estados de México, ni permitir la entrada de empresas extranjeras, ya que conllevaría a que las agencias de reproducción utilicen aún más las vulnerabilidades de algunas mujeres para convencerlas de someterse a procesos médicos, en los que pueden perder la vida.

Al respecto, dijeron, otras posibles enfermedades que pueden traer esta práctica al cuerpo de las mujeres son la hiperhormonización, embarazos múltiples, abortos selectivos, ciclos menstruales alterados, cesáreas obligatorias, infecciones de estrógeno, preeclampsia, diabetes gestacional, depresión postparto, y trastornos psicológicos.

Explicaron que esta práctica afecta, en particular, a mujeres en situación de pobreza, marginación o indígenas, quienes son engañadas por las agencias, para ser usadas como “incubadoras”. Por ejemplo, no se les avisa que serán inseminadas con uno o más espermas, lo que las arriesga a que puedan tener uno o más bebés.

Según el Comité de Bioética de España, la maternidad subrogada se considera cuando una mujer se presta a gestar o alquila su vientre, generalmente a cambio de una cantidad de dinero.

En ese sentido, la académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Eleane Proo, dijo que la renta de vientres no puede ser considerada como acto altruista porque la vida de una persona se pone en riesgo. Además esta práctica, comentó, refuerza los estereotipos de género sobre la maternidad y el embarazo.

En este último, agregó, se refiere a que las agencias piensan que las mujeres deben prestar su cuerpos para gestar las y los bebés de otras personas porque biológicamente nacieron con la capacidad de gestar. Bajo este argumento, resaltó, es que por años esté “negocio” ha buscado regularizar la renta de vientres.

Eleane Proo enfatizó que la renta de vientres a nivel global no está remunerada en Inglaterra, Australia, Dinamarca, Nueva Zelanda, Portugal, India, Sudáfrica; por el contrario, se encuentra de manera comercial en Grecia, Georgia, Rusia, Ucrania, Tailandia, Israel y Estados Unidos; y prohibida en Francia, Alemania, Italia, Suiza, Suecia, Turquía, China y España.

En México, dijo, la renta de vientres es posible en Tabasco y Sinaloa, pero sólo pueden ejercerla empresas nacionales. Por ello, las empresas internacionales han buscado cambiar la ley durante años, ya que en México el costo de esta práctica es de 90 mil dólares mientras que en Estados Unidos es de 150 mil dólares.

De igual manera, las mujeres pueden obtener, si es que cumplen las agencias, entre 9 y 10 mil pesos; en Estados Unidos es de 20 a 30 mil pesos. Frente a estas cifras, las académicas, abogadas y defensoras alertaron que si la renta de vientres “es regularizada” o se permite la entrada de la empresas extranjeras dejaría en mayor vulnerabilidad a las mujeres en situación de pobreza y a las y los menores de edad.

En 2018, añadieron, la renta de vientres facturó en el mercado 6 mil millones de dólares. Se espera que esta cantidad aumente a 27.5 millones de dólares para 2025, por ello llamaron a las autoridades y sociedad a concientizar sobre los riesgos de esta práctica, en la que además no se expone que no existe un seguimiento de qué pasa con las y los menores de edad que son entregados.

Asimismo, la doctora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Alicia Pérez Duarte, reiteró que la dignidad humana debe ser el centro de toda norma jurídica. “El ser humano, hombres y mujeres de cualquier edad, estamos fuera del comercio, no podemos ni debemos ni se debe permitir que formemos parte del objeto del comercio. Este principio ético fue la base y el sustento de todas las luchas contra la esclavitud”, agregó.

En cuanto a los medios de comunicación, la académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, Carolina Pacheco Luna, declaró que las herramientas digitales han sido empleadas para promover la renta de vientres de manera ilegal y el turismo reproductivo, es decir llaman a parejas extranjeras a vacacionar mientras esperan que sus hijos o hijas sean entregados. 

En estos casos, expresaron las especialistas, las agencias sacan las visas de las mujeres, las trasladan a los países donde viven los posibles padres, las obligan a pasar sus gestaciones a fin de que los trámites legales sean menos. 

Con ella coincidió, la defensora española, Nuria González, quien señaló que los vientres de alquiler se van en una “mentira” al asegurar que los contratos brindan ciertos derechos a la mujeres que presta el vientre y a los posible padres. Esta dinámica, dijo, se traduce en una forma de transferir, traspasar o vender un ser humano. 

“Lo malo de los vientres de alquiler no es que haya dinero de por medio, el dinero lo único que hace es el negocio; lo malo de los vientres de alquiler es la concepción en sí misma de que hay seres humanos que pueden ser transaccionados, aunque sean regalados, los niños no se regalan”, agregó. 

Las especialistas recordaron que hay dos iniciativas sobre renta de vientres que buscan sancionar y considerar un delito esta práctica en México. 

La diputada federal de morena, Beatriz Rojas, refrendó su compromiso de hacer foros en la Cámara de Diputados para que el tema sea discutido y legislado en San Lázaro, además de las iniciativas que se encuentran en el Senado.

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