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“Estoy encadenada porque así me tienen, sin información de mi caso”

Laura Ivón Kabata cumplió ocho meses en plantones. Primero estuvo en la Secretaría de Gobernación (Segob) y después se fue a las instalaciones de la Defensa Nacional (Sedena), en donde hoy lleva 158 días instalada bajo la inclemencia de la lluvia y el frío asfalto.

Once Noticias habló con Laura Kabata, mientras se encadenaba de manos y cuello, esta vez frente a Palacio Nacional.

El caso inicia el 26 de febrero de 2009, mientras su hijo Óscar Alejandro Kabata de Anda, comía hot-dog junto a su amigo Víctor Vaca, en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Fue durante uno de los operativos de la llamada ‘Guerra contra las drogas’. Elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional se llevaron a mi hijo que en ese momento tenía 17 años. Fue víctima de tortura, privación ilegal de la libertad, violencia sexual y fue sobreviviente del fusilamiento de su amigo Víctor Vaca en manos de soldados”, dijo Laura a Once Noticias.

Según el relato de los hechos de nuestra fuente y el análisis de la recomendación 38vg/2020 que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) hizo sobre caso del joven Óscar Alejandro, de 17 años, su amigo Víctor y otra persona detenida que ellos no conocían.

Los dos primeros jóvenes fueron detenidos por un convoy de 45 soldados que los arrestaron y les quitaron las llaves de un auto, les pusieron unos pasamontañas para que no pudiera ver y los llevaron en patrullas con soldados a un camino sin pavimentar en donde los cambiaron a una camioneta tipo Van blanca. Después los metieron a un sótano dentro de instalaciones militares, ahí lo recibieron a golpes, le sumergía la cabeza en agua mientras le preguntaban ¿en dónde tenía a una persona secuestra?, pero el menor de edad no sabía de qué le hablaban.

Los días pasaron y la tortura fue subiendo de tono, les ponían bolsas de plástico y les pegaban con el cañón de las armas, con tablas agujeradas, puños y patadas. Quién daba las órdenes era un militar con el nombre en clave “El Mecánico”.

Al cuarto día detenidos, Víctor ya tenía problemas para respirar pues las lesiones ya eran muy graves y fue ahí mismo cuando unos de los militares lo fusiló entre burlas y risas con un disparo en la frente. El cuerpo quedó junto a Alejandro que todo el tiempo tuvo puestas unas esposas amarradas a su espalda, al poco tiempo lo sacaron de ese cuarto para meterlo a un camión, donde uno de los soldados lo esperaba para desnudarlo y violarlo.

Al día siguiente día mi hijo fue llamado por el general Felipe de Jesús Espitia Hernández, un militar que tiene 24 recomendaciones y siete carpetas de investigación, podría tener más pero la gente tiene miedo de hablar. El general a cargo del operativo le perdonó la vida a mi niño con la con la condición de irnos a los Estados Unidos sin decir nada a nadie y tampoco poner denuncia porque lo buscarían y lo matarían. Así lo hicimos, pero a los dos años regresamos a Ciudad Juárez, en el andar encontramos a una persona que nos ayudó para exigir justicia y ahí fue cuando empezamos en este camino”, explicó Laura Kabata.

A doce años del crimen ni Laura ni su hijo han podido acceder al expediente, no saben si existen militares detenidos por el caso de los jóvenes. Lo más que han llegado a ver es a la recomendación 38gv/2020 que la CNDH emitió donde acreditó la tortura de tres personas a cargo de nueve elementos militares del 46/o Batallón de Infantería en Ciudad Juárez y la violación al derecho a la vida por la ejecución arbitraria en agravio de una persona. Asimismo, la violación de los derechos a la libertad, seguridad jurídica y seguridad personal por detenciones arbitrarias y retenciones ilegales resulta atribuible a esos mismos elementos de la Sedena, que desempeñaban sus funciones en la fecha de los hechos en la “Operación Conjunta Chihuahua”.

La madre de Alejandro aseguró que la Sedena no se ha hecho responsable de los daños que le causó a esas tres víctimas.

“Se supone que hay dos detenidos pero no nos dice nada ni se nos da información, pero no tenemos nada”.

Su hijo está en Ciudad Juárez y hace de velador en el barrio para cuidar a la familia, no duerme por estar cuidando la casa mientras su madre permanece en plantón tratando de buscar justicia, pero hasta el momento dice que no ha logrado nada con las autoridades.

Tenemos ocho meses en plantón y seguimos sin saber nada de nuestro caso por eso estoy encadenada porque así me tienen las autoridades, amarrada a su merced para que mi hijo pueda tener justicia”, expresó.

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