Murió el genocida Luis Echeverría Álvarez. El expresidente que fue autor intelectual de las dos mayores masacres en la historia de México: la del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971, el jueves de Corpus, donde cayeron, entre otros estudiantes, decenas de alumnos del Instituto Politécnico Nacional.
Además, durante su gobierno, de 1970 a 1976, se vivieron los años más crudos de la Guerra Sucia, una política de aniquilamiento contra movimientos opositores en las ciudades y el campo que tomaron las armas, ante la cerrazón del estado, con una cifra indeterminada de muertos y desaparecidos, que supera los 3 mil, de acuerdo con colectivos de búsqueda.
Echeverría falleció la noche de este viernes a los 100 años, en su casa de Cuernavaca, Morelos. Fue el presidente número 55.
En 1964 fue designado secretario de Gobernación durante la administración del presidente Gustavo Díaz Ordaz. Como responsable de la política interna del país ocurrió la masacre del 2 de octubre, que él ordenó, de acuerdo con distintas voces.
En la Plaza de las Tres Culturas y sus alrededores, cientos de jóvenes son masacrados por elementos del ejército y un grupo paramilitar, el tristemente célebre “Batallón Olimpia”, que obedecía instrucciones de Echeverría.
Ese día, según el expresidente, platicaba plácidamente con el pintor, David Alfaro Siqueiros en su oficina.
Lejos de ser llamado a cuentas, el 8 de noviembre de 1969, un año después de los trágicos hechos de Tlatelolco, el PRI lo destapó como su candidato a la presidencia de la República, la que asumió el 1 de diciembre de 1970.
A partir de ese momento, arreció su carrera como genocida.
El 10 de junio de 1971 una manifestación en la que participaban alumnos del Politécnico Nacional y la UNAM en apoyo de las demandas de estudiantes y trabajadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León es reprimida brutalmente por otro grupo paramilitar conocido como los “Halcones”, en la zona de San Cosme, no muy lejos de la Plaza de las Tres Culturas.
La versión oficial reconoció 20 muertos y cientos de heridos, las cifras más realistas dan cuenta de al menos un centenar de víctimas mortales.
Sin pudor, Luis Echeverría señaló como responsables por igual a estudiantes y Halcones. El represor se deslindó de los hechos y repartió culpas con el cese del jefe del Departamento del Distrito Federal y el de la policía capitalina.
Luis Echeverría también fue de los responsables de la Guerra Sucia, uno de los episodios más oscuros en la historia de los regímenes priistas de 1960 y hasta 1980.
Este sábado, al conocerse su muerte, el Comité Pro-Libertades Democráticas del 68 aclaró que Luis Echeverría Álvarez no murió impune, sino en calidad de imputado por el delito de genocidio.
Habrá que recordar que durante su gobierno la economía de México fue un desastre. El dólar pasó de 12.50 al inició de su mandato a 25.50 al finalizar su gestión.
Fue un represor también de la libertad de expresión al auspiciar el célebre golpe al periódico Excélsior para despojar de la dirección al periodista, Julio Scherer García.
Por todo ello, para personajes como él, ni perdón ni olvido.