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Jornaleros de San Quintín entregan propuestas de mejoras salariales al Congreso

En el octavo aniversario de la huelga jornalera en San Quintín, Baja California, jornaleros continúan lucha para exigir mejores condiciones laborales.

Jornaleros de San Quintín, a través de la Alianza de Organizaciones por la Justicia Social, entregaron propuestas de mejoras salariales al Congreso de San Lázaro, en Ciudad de México, en el marco del octavo aniversario de la huelga que estalló en 2015.


Esas propuestas incluyen la reducción de jornadas de trabajo de ocho a seis horas, dado que persisten jornadas de hasta 13 horas de trabajo, aumento salarial a 500 pesos por día y aumento en los precios de cajas de fresa, moras y arándanos, productos que se exportan a Estados Unidos.


Octavio Ángel López Marcelino, secretario juvenil de la Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social –una organización comunitaria que nació en 2012, para atender problemáticas locales– en entrevista con Once Noticias compartió que esas propuestas se enmarcan en una lucha de larga duración que tuvo como punto de implosión la huelga de 2015.


El secretario dijo al medio que las propuestas que entregaron a la Cámara de Diputados en este día tiene como finalidad seguir con la lucha.


“La propuesta del salario incluye no sólo el aumento sino que haya una rectificación, para que no se incluyan las prestaciones en el salario diario sino en un salario diario de base y que sean prestaciones conforme a derecho en tiempos establecidos”, sostuvo.


Además, explicó que otra propuestas es que se reconozca el 17 de Marzo como “Día del Jornalero” y que sea un día feriado con descanso obligatorio en el calendario oficial, con el objetivo de que se reconozca el trabajo de jornaleros.


Con respecto al aumento de los productos indicó que se propuso que la caja de fresa se pague a 50 pesos, 40 pesos la caja de mora, 30 pesos la jarra de mora y 30 pesos la jarra de arándano.

Y es que enfatizó que desde el año 2000, los precios varían según las empresas y no han presentado aumento: el costo por caja de fresas, por ejemplo, es de 18 a 20 pesos.


El secretario mencionó que aún trabajaran en mesas interinstitucionales, a finales de abril, y que invitaron a diputados y diputadas de diferentes comisiones, para trabajar sobre el tema laboral en el Valle de San Quintín.

¿Qué tanto cambió la situación después de 2015?


Octavio, quien también participó en esa huelga, señaló que la situación no ha cambiado tanto como se hubiera querido.


Por ejemplo, las empresas pagan salarios que van de los 350 a los 370 pesos, no obstante, aumentó la carga de trabajo por lo que aumentaron las horas de jornada. “Cuando la producción está en el pico más alto. Para los trabajadores es como si hubieran tomado represalias” expresó el entrevistado.


Además denunció que no ha existido una atención integral para inspeccionar a las empresas y al Consejo Agrícola, junto con la Secretaría del Trabajo, cuando se determinan los salarios.


“No ha habido atención integral para revisar con la Secretaría del Trabajo e inspeccionar a empresas, para que negocien y concilien los salarios. Fue muy complicado, porque las empresas se rigen por un Consejo Agrícola y toman acuerdos, pero no hay autoridad laboral, para que vigile un proceso y determinar salarios justos y dignos”, denunció.


Dijo que en el caso del acoso sexual hacia trabajadoras no ha cambiado mucho la situación, aunque algunas empresas han puesto protocolos.


Con respecto a la explotación infantil, recordó que empresas como Driscoll’s –empresa estadounidense dedicada a la producción de fresas, frambuesas, zarzamoras y arándanos con presencia en diversos estados de México– solían contratar a niños y niñas menores de 14 años y que laboraban en los campos agrícolas del Valle de San Quintín.


En la actualidad señaló el secretario de la Alianza, que ha cambiado la situación aunque persiste el trabajo de adolescentes menores de 18 años, bajo un acuerdo de consentimiento de los padres.


Memoria de la huelga de San Quintín


El 17 de marzo de 2015, a las tres de la mañana, al menos 35 mil jornaleros de San Quintín, entonces localidad perteneciente a Ensenada, Baja California, iniciaron un paro de labores para exigir respeto al pago de salarios.


Fue entonces que el país volteó a ver a esa localidad pesquera y agrícola, reconocida por ser la segunda productora de fresas y berris a nivel nacional. La localidad (actualmente municipio) llevó al estado a ocupar el segundo lugar a nivel nacional, como productor de fresa, de acuerdo con Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), en el año 2022.


Ese día, recuerda Octavio los jornaleros sostuvieron barricadas y bloquearon la carretera Transpeninsular que conecta a Baja Norte con Baja Sur. Cargaban machetes y palos, para hacer frente a la represión por parte de las autoridades. No obstante, nada detuvo los detuvo ni tampoco a sus exigencias.

Fue esa huelga lo que permitió visibilizar las pésimas condiciones laborales a los que estaban sometidos: casos de esclavitud, sin prestaciones básicas, acoso sexual hacia las jornaleras, trabajo infantil y salarios míseros.


Esos trabajadores y trabajadoras temporales, además, pertenecía a poblaciones indígenas y provenían de otras entidades empobrecidas como Michoacán, Guerrero, Chiapas y Oaxaca. Octavio estima que eran aproximadamente 80 mil jornaleros lo que se levantaron ese 2015.


“Fue el hartazgo y que no se cumplieron las demandas. Fue el 14 de marzo que la Alianza presentó un pliego petitorio al congreso local y no fueron atendidas, por eso estalló el paro laboral, para reivindicar los derechos de trabajadores agrícolas”, añadió.


Entre otras demandas se encontraba la revocación del contrato colectivo que firmaban las empresas y los sindicatos corporativos como la Confederación de Trabajadores de México (CTM), CROM y la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), entre otras centrales campesinas y obreras.


Así mismo, pedían el reconocimiento del derecho de las mujeres embarazadas al descanso con goce de sueldo, tal como establece la Ley Federal del Trabajo.


Fue en los ochenta que trabajadores llegaron a trabajar en estos campos, traídos por intermediarios, con la promesa de mejores condiciones de vida, “pero no fue así”, recordó Octavio.


En los noventa y dos miles crecen ese tipo de contrataciones a través de intermediarios y se establecen salarios compactados e integrales en salario diario. Muchas veces no gozaban de utilidades dado que su salario era temporal.


“Por esa razón se les etiquetó a los trabajadores como ‘golondrinos’, por ser temporales”, narró.

En ese 2015, fue cuando las imágenes sobre la huelga circularon en los medios de comunicación y se visibilizó la problemática, “San Quintín se puso en el mapa del país”, dijo el secretario de la Alianza a Once Noticias.

Hasta ahora los cambios se han contabilizado a cuentagotas, aunque Octavio no duda en reconocer que fue la lucha de los trabajadores y trabajadoras agrícolas quienes impulsaron esos cambios.

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