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La lucha de los pueblos indígenas para organizarse y autogobernarse en México

Los idiomas, los vestidos, las costumbres y cualquiera de las expresiones indígenas se han visto disminuidas en la violencia y el racismo del progreso mexicano. Por ello, la autoorganización se convirtió en una necesidad en las comunidades y ciudades para cuidarse y exigir lo que les corresponde por derecho.

 

La población indígena, no sólo los mazahuas, todos hemos pasado por mucho maltrato, por eso hemos dejado de vestir nuestra ropa y de hablar nuestras lenguas. Por eso ya no le hablábamos a nuestros hijos en mazahua, para que no pasaran lo mismo que nosotras”, dijo Feliciana Navor. 

 

Feliciana es Mazahua de la comunidad de Santo Domingo de Guzmán Ixtlahuaca; tomó el cargo Jefa Suprema, representante de los Pueblos Indígenas de la zona noroeste del Estado de México, para detener la discriminación y  parar las transgresiones a sus usos y costumbres.

 

Por eso, cuando escucha que algún pueblo recibe malos tratos, se enciende y lucha; pelea por ejemplo por que los dejen pasar a los hospitales, por los salarios que no les quieren pagar, por los desalojos ilegales en su barrio, o por un pedacito de territorio en el mercado donde ofrecen artesanías o productos de sus comunidades.

 

La organización nace cuando nos dicen a los que no tenemos casa, que vayamos a un predio para que lo resguardemos y esa sería nuestra vivienda. Pues todos los compañeros que veníamos de comunidades fuimos bien emocionados, aunque no había mucho y se sufría con las lluvias y el Sol que ocasionaban muchas enfermedades, y [había] hambre; era un pedacito de tierra para nosotros. Después de un tiempo nos dimos cuenta que estos sinvergüenzas nos utilizaron y nos fueron a sacar con la Policía federal y golpeadores. En ese desalojo mataron a tres personas y quemaron todas nuestras casitas”, recuerda Feliciana entre rabia y lágrimas.

 

Cuando las personas desalojadas se dieron cuenta que todos eran de comunidades indígenas de Oaxaca, Toluca o Guerrero, decidieron reunirse, organizarse y levantar la voz para decir que nadie tiene porque abusar de sus necesidades y su pobreza para conseguir bienes individuales nunca más.

En medio de la rabia y la incertidumbre del brutal desalojo, nace la Jefa Suprema del noroeste del Estado de México en el 2015. Para defender la voz de los pueblos que la respaldaban y exigir los derechos que les corresponden. 

 

Así es como me dan el nombramiento en la Asamblea, pero fue difícil porque no me aceptaban por mujer. Porque decían que una mujer no podía defender a todos los pueblos de esta zona. Y les dije que elijan a un hombre, pero que de esa reunion teníamos que salir con soluciones. Ningún hombre quiso aventarse porque escuchar una parte del estado con todos sus idiomas y representarlos, era lo que daba miedo. Porque una no sabe hablar todos los idiomas, pero al final nos vamos entendiendo y organizando. En algún momento quise dejarlo, pero también era abandonar lo poquito que habíamos caminado”, comento la Jefa.

 

Las luchas han servido en la zona de Atizapan, luego se sumaron Cuautitlán y Naucalpan, porque se daban cuenta que se peleaba para que los atendieran en hospitales, para que les pagara lo que habían trabajado, para que no los sacaran de sus casas o sus espacios de trabajo, para que los jóvenes entraran a las escuelas y hasta para que les recibieran las denuncias. En cada caso estaba la Jefa Suprema yendo de aquí para allá, y hablando con la fuerza de la palabra que respaldaban las comunidades del lugar. 

 

Tenemos que seguir luchando contra tanto sinvergüenza tenemos que continuar. Queremos nos acepten que estamos aquí y que nos respeten, y eso se hace con nuestro trabajo. Cuando se hacen cambio de administración municipal o estatal, organizamos asambleas y elegimos a nuestro representante. Luego de eso nos reunimos con las autoridades para mostrarles cómo es que trabajamos nosotros y que es lo que ellos tienen que hacer. A veces vienen con gente disque preparada pero no pueden entender lo que falta a los indígenas, si no son indígenas” concluyó Feliciana Navor.

 

A veces los gobiernos entrantes llegan con sus propuestas lejanas a los usos y costumbres de las comunidades. Es ahí cuando la Jefa utiliza la voz para defender la agenda y las necesidades de los pueblos indígenas, que ellos mismos han organizado y respaldado.

No porque las administraciones cambian cada tres años la Jefa Suprema tiene que cambiar en el mismo periodo de tiempo. En la zona noroeste del Estado de México la Jefa Suprema se elige por su sabiduría y su capacidad para representar a los pueblos, así como puede durar muchos años, también la pueden sacar de un día para otro si la Asamblea lo decide.

Las asambleas son el espacio para resolver conflictos y tomar decisiones con la voluntad de la palabra, son la forma que las comunidades originarias han encontrado para autogobernarse en medio del racismo y la injusticia que los mantiene lejos de sus derechos.

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