En el Laboratorio Nacional de Vacunología y Virus Tropicales que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) instaló en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) se dará la batalla a futuras pandemias aún antes de que ocurran.
“Nace a raíz de la pandemia, las necesidades obviamente identificadas de requerir más infraestructura para trabajar virus de esta peligrosidad como el que hemos pasado con Sars Cov-2 y también poder tener más potencial para hacer investigación de frontera para el desarrollo de posibles vacunas”, dijo Isabel Salazar Sánchez, responsable del Laboratorio Nacional de Vacunología y Virus Tropicales.
No cualquier persona puede ingresar, la entrada es mediante reconocimiento facial.
Es un laboratorio de alta contención biológica, una filtración de un virus podría desencadenar consecuencias catastróficas, por ello, el laboratorio es nivel BSL3, es decir, seguridad biológica nivel 3, biosafety level 3.
“Decimos los virus que requieren BSL3 normalmente virus de transmisión respiratoria que se hacen aerosoles, entonces requerimos que todo esté contenido, aquí tenemos contención a través de filtros hepa, nada sale de aquí sin que se haya filtrado”, comentó Isabel Salazar Sánchez.
Para asegurarse que ningún virus salga y ningún agente contaminante entre, el laboratorio cuenta con un sistema de exclusas, es decir, de compartimentos en los que los investigadores se cambian y asean.
“La idea de cada exclusa, es que tienen un sistema de presión negativa para evitar corrientes de aire y que pueda haber peligro de salida de patógenos”, señaló Jorge Ortega Reyes, investigador del ENCB del IPN.
Eso es vital, aquí se analizarán virus como el chikungunya, Sars Cov-2 o incluso virus que aún no han sido descubiertos. Para ello, se desarrolla un banco de tejidos de fauna silvestre.
Esos tejidos los almacenamos aquí. es como estar un paso adelante a una pandemia porque ya estamos identificando los agentes virales antes de que ocurra la pandemia explicó Jorge Ortega Reyes.
También se trabajará con bacterias como la causante de la melioidosis, una enfermedad tropical cuyas manifestaciones incluyen neumonía e infección en varios órganos.
“Este tipo de microorganismo no se puede trabajar en un laboratorio diferente a este, porque produce aerosoles, entonces esta bacteria uno la puede inhalar, la puede ingerir, le puede entrar a través de heridas en la piel”, aseguró Paulina Estrada de los Santos, profesora-investigadora del ENCB.
En el laboratorio se trabajará en gabinetes de bioseguridad, éstos son el primer filtro para contener los virus.
“Está diseñado de tal manera que únicamente lo que vas a meter son las manos y te permite en este espacio, que tú puedas, lo puedes subir un poco más, puedes meter botellas, cajas”, dijo Gloria de la Luz León Ávila, investigadora del ENCB.
Como medida de prevención ante algún accidente biológico, en el laboratorio hay una ducha de seguridad.
“Viene rápidamente para limpiarse, jala la palanca y se ducha. pones tus ojos, aprietas, sale el agua y te limpia la cara”, agregó Jorge Ortega Reyes.
Para evitar estos accidentes aquí sólo podrán trabajar investigadores altamente capacitados. Ellos se encargarán de realizar investigaciones que deriven en el desarrollo de nuevas vacunas.
“Aquí se hacen los ensayos de investigación, se hará también investigación también de nuevos vectores virales y algo que llamamos la vigilancia virológica que es estar vigilando posibles amenazas que nos pudieran llegar de la naturaleza, y cercanos como enfermedades zoonóticas o transmitidas por vectores como mosquitos y garrapatas”, puntualizó Isabel Salazar Sánchez.
Antes de operar este laboratorio, que dará servicios externos incluso a los estudiantes del posgrado en vacunología, iniciará una fase de pruebas para asegurarse que bajo cualquier situación sea capaz de contener lo que hay a su interior.