En México se celebra a la muerte. ¿Cómo lo hacemos? Once Noticias les preguntó a algunas personas.
“Para nosotros todavía ellos existen, por eso para nosotros es un festejo”, dijo Ana Enríquez, visitante del Panteón Civil de Dolores.
Los días primero y dos de noviembre los panteones cobran vida: las tumbas se limpian y se cubren de flores para recibir a las almas que, de acuerdo con las creencias, estos días regresan del más allá para convivir con sus familiares.
“Tratamos de venir los más hermanos que se pueda a visitarlos, a saludarlos, a ponerles su música y a arreglarles sus tumbas”, señaló Silvia Cedillo, visitante.
Para muchas familias como los Nava Rosas, la visita al camposanto se convierte en un festejo.
“Aquí estamos cada año festejando más que nada nuestros difuntos que nunca los olvidamos, les traemos lo que a ellos les gustaba”, agregó María Elena Nava Rosas.
Son 12 hermanos que cada año acuden al Panteón Civil de Dolores, en Ciudad de México, a agasajar con música y comida a sus padres que murieron hace ya varios lustros.
“Es tradición de que a mis papás les gustaba el mole, el arroz, el taco placero, que es lo que estamos comiendo ahorita”, comentó Carmen Nava, visitante.
En el panteón de Calacoaya, en Atizapán Estado de México, también muchas familias van a darle la bienvenida a sus muertos.
“Tratamos de poner las flores, poner la música que les gustaba, algunas veces traemos fruta, agua y nos sentamos un ratito ahí junto a la tumba con nuestros familiares para comer y convivir un poquito con ellos todavía”, dijo Adelina, visitante del Panteón Cakacoaya.
Y en los alrededores de los panteones, los comerciantes de flores esperan vender los ramos de cempasúchil que aún les quedan.
“Entre hoy y mañana, pero luego mucha gente no viene el mero día, vienen otros días y todavía seguimos trayendo un poquito de flores”, concluyó Antonio Peña, vendedor de flores.
Así, entre flores, colores y sabores recuerdan a los que ya no están. Y con bailes, risas y canciones, saben que nunca se irán.