Hace 69 años, en nuestro país, hubo un acontecimiento que marcó la historia: en el año 1953, se reconoció a las mujeres en su calidad de ciudadanas, lo que permitió que el 3 de julio de 1955, emitieran por primera vez su voto, lo que implicó uno de los mayores reconocimientos a sus derechos político-electorales. En aquella ocasión se elegió a diputados federales para la XLIII Legislatura.
Fue un gran acontecimiento y una muestra de la lucha de las mujeres mexicanas por la paridad de derechos.
Por el derecho a votar
Pese a que las mujeres han jugado un papel fundamental en la construcción del país, el reconocimiento de sus derechos forma parte de la historia reciente. En el caso del voto, las mujeres mexicanas no tenían permitido ejercer este derecho, porque no eran reconocidas como sujetos políticos y su participación se limitaba al espacio privado.
Sin embargo, las ideas sobre la necesidad de que hombres y mujeres fueran tratados por igual se concibieron desde finales del siglo XVIII, cuando Olympe de Gouges, en Francia, y Mary Wollstonecraft, de Inglaterra, reflexionaron y escribieron sobre ello, por lo que ambas son consideradas feministas que asentaron una discusión que detonarían cambios siglos después.
Sus ideas viajaron por el mundo e inspiraron a otras mujeres, para exigir su derecho a la ciudadanía, libertad y justicia.
En nuestro país, desde finales del siglo XIX, y en sintonía con las ideas de libertad y de la naciente nación mexicana, las mujeres comenzaron a utilizar los espacios intelectuales, para discutir las ideas de igualdad entre hombres y mujeres, y dar a conocer el ímpetu de su lucha.
Fue así que nació la revista Violetas del Anáhuac, creada y dirigida por Laureana Wright, que se concibió con el objetivo de motivar a otras mujeres a participar en la vida pública de aquella época.
La revista motivó a otros medios, creados por mujeres, para continuar el diálogo e intercambiar ideas sobre sus derechos.
Fue hasta el año 1923, que se celebró en México el Primer Congreso de la Liga Panamericana de Mujeres, al que asistieron más de cien delegadas de todos los estados del país, entre quienes se encontraban las dirigentes feministas más importantes del momento: Luz Vera, Margarita Robles de Mendoza, Matilde Montoya, Columba Rivera y Julia Nava de Ruíz Sánchez, entre otras.
En este encuentro se resolvió enviar al Congreso de la Unión una petición de igualdad de derechos políticos para hombres y mujeres. Así, a finales de aquella década, el sufragio femenino pasó a formar parte de la agenda de los partidos políticos.
En 1937, durante el Gobierno de Lázaro Cárdenas, se lanzó la iniciativa de reforma al artículo 34 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; en ella se solicitó por primera vez el derecho a la mujer de votar y obtener cargos de elección popular.
La iniciativa fue aprobada por ambas Cámaras, de Senadores y de Diputados, pero en la última fase del proceso legislativo no se hizo la declaratoria de Reforma Constitucional, como indica el artículo 135, y la cuestión quedó en el aire.
Años después, el 6 de abril de 1952, más de veinte mil mujeres se agruparon en el Parque 18 de Marzo en Ciudad de México, para exigir al entonces candidato presidencial Adolfo Ruíz Cortines que hiciera cumplir su gran promesa de plasmar en la Constitución el derecho de las mexicanas a votar y ser electas.
El 17 de octubre de 1953, Adolfo Ruíz Cortines, ya en su cargo como presidente, publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) un decreto donde anunciaba la promulgación de las reformas constitucionales, otorgando a las mujeres el derecho a votar y ser votadas para puestos de elección popular.
Primeras mujeres sufragadas en México
Sin embargo, a pesar de este gran avance en la ley, pasaron alguno años antes de que el sufragio de las mujeres se viera proyectado en la elección de candidatas para cargos federales.
Las primeras mujeres sufragadas, el 4 de julio de 1954, fueron:
- Aurora Jiménez de Palacios (diputada federal por Baja California)
- María Lavalle Urbina (senadora por Campeche)
- Alicia Arellano Tapia (senadora por Sonora)
- Griselda Álvarez (gobernadora de Colima)
Con el paso del tiempo se fcrearon diversas instituciones para brindar apoyo a las mujeres. Un ejemplo es el Instituto Nacional de las Mujeres, dependencia prioritaria creada en 2001, para tomar decisiones en materia de género.
La participación femenina en la vida política del país ha contribuido a la consolidación de la democracia. Su presencia en diversos ámbitos de toma de decisiones, tanto públicos como privados, es condicionante para el mejoramiento de niveles de vida sociales y económicos, y en el proceso del desarrollo a favor de la equidad de género.
