Yeider y Maiquel se conocieron en Chiapas, ambos, con la mirada puesta en Estados Unidos; hoy saben que migrar es duro y riesgoso. Identificarse como parte de la comunidad LGBTIQ+ complica más su calvario de migrantes.
“Hubo agresión física, agresión verbal, dónde de parte de migrantes de la caravana que no querían que estuviéramos, nos decían que no querían que la comunidad estuviera dentro de la caravana, se nos fueron encima, nos dieron golpes bastante fuertes”, dijo Maiquel Tejada, migrante venezolano.
“Nos defendimos, pero, así como nos defendimos, también alzamos la bandera más grande, la alzamos más para que sepan que no le tenemos miedo a nadie”, agregó.
“De verdad que eso me llenaba de odio, porque al final somos seres humanos, que todos vamos a lo mismo, al mismo encuentro, vamos a luchar por lo mismo”, comentó Yeider Rodríguez, migrante venezolano.
Esta semana llegaron a Casa Frida, refugio LGBTIQ+ en Ciudad de México, un proyecto que comenzó para la comunidad mexicana brindando servicios de salud, apoyo moral, psicológico, alimentario, legal y laboral.
Albergan entre 15 y 25 personas, en cada una de sus sedes: Ciudad de México y Chiapas. Ahora brindan también asesoría para la regularización migratoria de la comunidad.
“En enero de 2022 hemos registrado hasta un 47% del total de las personas usuarias y beneficiarias de Casa Frida, qué son pues precisamente inmigrantes, principalmente de la región centroamericana”, mencionó Raúl Caporal, director de Casa Frida, refugio LGBTIQ+.
Huyen ante una falta de accesibilidad a las instituciones de justicia en sus países o que huyen también de la violencia generalizada que se está viviendo en países como Honduras, Guatemala y El Salvador.
Maiquel tomó el liderazgo y representación de un grupo de más de 60 personas LGBTIQ+ que viajaban en la caravana migrante.
Hoy quedan solo 18 integrantes.
Yeider y Rubén, lo han apoyado en esta labor.
En Chiapas Maiquel y otros compañeros se cosieron la boca en la estación migratoria. Con ello lograron que las autoridades migratorias mexicanas les otorgaran documentos para un tránsito legal por nuestro país.
“Veía a los niños sufriendo, convulsionando, nadie hacía nada, había mujeres embarazadas que ya estaban como que desmayadas, nosotros, no nos querían atender en ningún lado ni arriba, ni abajo, ahí es donde yo hablo con mi comunidad, vamos a hacer esto posible vamos a ser escuchados no tanto por no la comunidad, sino también por esos niños y esas madres”, dijo Maiquel.
“No duele la cosida, sino lo que duele es el rechazo y las malas acciones y no ser aceptado de ninguna otra forma”, expuso.
Han sido discriminados en su país de origen, y en el país donde han buscado refugio.
“He llorado como nadie, sí, porque uno de verdad no sabe a lo que se está enfrentando, muchos piensan que es fácil ‘ha no eso es mamadera de gallos’, es mentira, uno no sabe a lo que se enfrenta hasta que lo vive”, comentó Yeider.
Hoy anhelan que Casa Frida, el único espacio donde se les ha respetado, alcance a la comunidad en Venezuela, Estados Unidos y todo el mundo.
“Nosotros lo que queremos es marcar una historia, dejar una huella ahí”, añadió Yeider Rodríguez.
“No va a quedar aquí, se los prometo voy a seguir con esta lucha donde quiera que esté”, puntualizó Maiquel.