“Teníamos dos opciones: estar calladas y morir o hablar y morir, y decidimos hablar”, esa frase de la joven Premio Nobel de la Paz, Malala Yousafzai, engloba más de lo que en su momento se refirió sobre el derecho de la educación para las niñas en Pakistán.
Y es que los derechos de la mujer para estar cada vez más presente en la vida pública y política en el mundo han tenido avances, pero no son suficientes para reivindicar una plena paridad de género.
En México, en los últimos años, el terreno político ha tenido una mayor representación femenina en altos cargos de dependencias e instituciones públicas. Pero esa transición no se forjó de un día para otro, ha tenido un camino largo de lucha para forjar un modelo justo y equitativo de derechos.
Si bien en administraciones pasadas ya había incorporación de las mujeres al frente de las dependencias federales; el Gabinete del Presidente Andrés Manuel López Obrador muestra un impulso mayor en la paridad de género.
Nueve Secretarías están encabezadas por mujeres, mientras que 10 están al cargo de hombres.
El puesto más importante de las dependencias, la Secretaría de Gobernación (Segob), encargada de la política interior del país, la asumió en 2018 por primera vez una mujer, Olga Sánchez Cordero, quien ha afirmado que uno de sus objetivos es impulsar la agenda de género en el país.
La presencia de las mujeres en el sistema político mexicano se formalizó a partir de octubre de 1953, con reformas a la Constitución que reconocían la calidad de ciudadanas de las mujeres y les otorga el derecho al voto activo.
El 3 de julio, de 1955, se ejerció por primera vez el voto de la mujer en una elección de diputados federales.
Ese momento histórico fue un gran paso en la vida democrática del país, sin embargo fue hasta la década de los 90’s cuando en el entonces Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) se establece que los partidos políticos deberían promover una mayor participación de las mujeres en la vida política del país, a través de su postulación a cargos de elección popular.
Se recomendó a los partidos políticos que no más del 70% de sus candidaturas a diputados y senadores correspondiera a un solo sexo.
El COFIPE fue sustituido en 2014 por la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales y la Ley General de Partidos Políticos, haciendo una obligación de los partidos políticos promover la paridad de género en candidaturas.
Pero fue hasta junio de 2019 que se aprobaron las reformas al Artículo 41 constitucional para dar paridad que la mitad de cargos de decisión sean para las mujeres en todos los órdenes de Gobierno Federal, legislativo, así como en organismos autónomos y pueblos indígenas. Sin embargo, aún faltan leyes reglamentarias, para evitar las lagunas que aprovechan los partidos políticos para no cumplir con la paridad.
Este histórico proceso de modificaciones constitucionales será crucial para el actual proceso electoral 2020-2021, las elecciones más grandes de la historia de México.
Esta proporción escrutada se puede apreciar, aunque no del todo, en las plazas del actual Congreso de la Unión.
- La Cámara de Diputados está conformada por 259 hombres que representa 51.8% del total de curules; mientras que 241, es decir 48.2%, es de mujeres.
- En tanto, el Senado de la República está compuesto en 50.8% hombres y 49.2% de mujeres.
La brecha de poderes en los estados se rompió por primera vez en 1979, cuando Griselda Álvarez Ponce de León, ocupó la gubernatura de Colima.
A la fecha, las mujeres han estado al frente de los gobierno en los estados de Tlaxcala (Beatriz Paredes 1987-1992); Yucatán (Dulce María Sauri 1991-1993 e Ivonne Ortega 2007-2012), Ciudad de México (Rosario Robles 1999-2000 y Claudia Sheinbaum 2018-en curso), Zacatecas (Amalia García 2004-2010), Sonora (Claudia Pavlovich 2015-2021) y Puebla (Martha Erika Alonso 2018, estuvo diez días en el cargo y falleció por accidente en aeronave).
El proceso electoral de 2021 será clave para conocer qué tanto hemos avanzado en la elección de representantes en materia de paridad de género.
Las reformas deben continuar y ser más precisas para implementar sanciones a quienes incumplan con la paridad de género.
Para tener un cambio cultural en el ámbito político se debe escuchar las voces de quienes defienden sus derechos y aquí, en México, hay quienes ponen todo su esfuerzo para que las próximas generaciones gocen de sus derechos en una sociedad, comunidad o en su hogar, con respeto e igualdad.