El Día Internacional del Trabajo Sexual nace el 2 de junio de 1975. Ese día, más de 100 sexotrabajadoras tomaron la Iglesia de Saint-Nizier en Francia, fue una protesta por las malas condiciones laborales, los abusos policiales, la violencia y los encarcelamientos que han sufrido quienes ejercen este oficio.
Veronnika Yepes, trans-activista-canabica y trabajadora sexual en Ciudad de México, también parte de la Plataforma Latinoamericana de Personas que Ejercen el Trabajo Sexual.
Se ha implementado esta lucha para conmemorar a la compañeras caídas. Desafortunadamente sus casos han creado movimientos que nos han permitido ganar algunos derechos humanos y laborales para nosotras. Queremos visibilizarnos, ese es el primer paso para desestigmatizar nuestro trabajo: hacernos ver para que la gente quite sus prejuicios”, comentó Veronnika a Once Noticias.
Explicó que no se debe generalizar el trabajo sexual y dar por hecho que se viven las mismas problemáticas y circunstancias, ya que eso da pie a una política pública represiva como la Ley de Trata de Personas que no permite ejercer de manera libre el trabajo sexual y pareciera que todas son víctimas.
Tenemos que entender las diferentes formas de ejercer el trabajo sexual. Porque los problemas a veces son con la autoridad, a veces con los vecinos, pero siempre son con gente que es ajena al tema y que no tiene el gusto por comprar el sexo. Hay que diferenciar entre las víctimas que pertenecen a la de trata de personas. Debemos entender que el sistema nos ha precarizado tanto que ésta es la única manera que encontramos para mantenernos dentro, pero el trabajo no se hace de manera forzada”, indicó Veronnika Yepes.
Para el oficio más viejo del mundo hoy siguen existiendo resistencias de las instituciones que les impiden dignificar y profesionalizar el trabajo sexual, sin embargo, Yepes indicó a Once Noticias que también existen trabajadoras que no quieren reivindicar el sexoservicio.
Este día muestra lo que hemos trabajado, hemos dejado un precedente y se han creado espacios para las futuras generaciones de las compañeras. Hemos logrado que poco a poco se dignifique el trabajo sexual. Y aunque no estamos aquí por gusto, tampoco somos víctimas, somos personas políticas que podemos exigir nuestros derechos”, concluyó.