Una nueva caravana de migrantes compuesta por unas mil 500 personas partió en la madrugada de este domingo desde el Parque Bicentenario de Tapachula, Chiapas, con rumbo al norte de México.
A pesar del endurecimiento de las políticas migratorias del presidente estadounidense Donald Trump, los migrantes mantienen la esperanza de alcanzar la frontera para buscar estabilidad económica y social en Estados Unidos.
Este es el cuarto contingente de migrantes en lo que va del año y el segundo desde la cancelación de la aplicación “CBP One“, que facilitaba las citas para solicitar asilo.
En los últimos cuatro meses, alrededor de 20 mil personas han intentado llegar a la frontera norte a través de caravanas, destacando la creciente presión migratoria en la región.
La mayoría de los integrantes de esta caravana son de nacionalidad cubana y venezolana.
Muchos de ellos cargan con sus pertenencias en carros de supermercado o mochilas, mientras enfrentan altas temperaturas en la ruta costera de Chiapas.
Entre ellos viaja Scarlet Avilés, una migrante venezolana que busca asilo y asegura que regresar a su país no es una opción debido al riesgo de persecución y encarcelamiento.
Primeros pasos de la travesía
Durante su primera noche, los migrantes avanzaron 25 kilómetros en aproximadamente siete horas, pernoctando en el parque central de Huehuetán, donde instalaron casas de campaña para descansar.
La caravana retomó su marcha al día siguiente por la tarde, continuando su recorrido hacia el centro del país antes de intentar llegar a la frontera norte.
Esperanza e incertidumbre
A pesar de las restricciones migratorias y los desafíos del trayecto, los integrantes de esta caravana mantienen viva la esperanza de cruzar a Estados Unidos para acceder a mejores oportunidades de vida.
Las historias individuales, como la de Scarlet, reflejan el drama humano detrás de estas movilizaciones masivas y la búsqueda de un futuro mejor, a menudo a costa de enormes sacrificios.