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Oficio de telegrafista resiste al paso del tiempo y la tecnología

Con el avance de la digitalización de los medios de comunicación, el código morse y los telégrafos han quedado en el olvido

Israel es la historia viviente de los años dorados de la telegrafía, cuando ésta era la forma de comunicación más importante en el país.

Llego a tener tanta demanda por la rapidez y lo efectivo que resultaba en su tiempo, que era punta de lanza, ya que no había medios tan sofisticados’’, consideró el telegrafista, Israel Ruiz García.

Su interés por este oficio nació del peculiar sonido que escuchaba en las oficinas telegráficas.

Se daban las comunicaciones de punto a punto en donde había un transmisor y receptor y se invertían los papeles’’, aseguró el telegrafista, Israel Ruiz García.

De ahí se desprendió el interés mío por aprender la clave morse.

Y ese lenguaje formó parte de su vida por varias décadas.

Por conducto de nosotros se pasaban muchísimas noticias buenas y no tan buenas, además de que se transmitían los recursos financieros’’, dijo el telegrafista, Israel Ruiz García.

Los telegrafistas eran la columna vertebral de la comunicación. Por sus manos y oídos pasaban los sucesos más relevantes del país.

“El papel importante de los telegrafistas en las batallas de la revolución, en los desastres, en los grandes eventos y hasta en las giras presidenciales’’, consideró Israel Ruiz García.

Pero, con el avance de la tecnología, el código morse y los telégrafos han quedado en el olvido.

Hoy son pocas las personas que envían telegramas y lo hacen es a través de las sucursales de telecomunicaciones de México, antes telégrafos de México.

l telegrama se sigue mandando ya no con clave morse, sino prácticamente a través del teléfono mismo, te acercas a las sucursales, tenemos mil 700 sucursales en todo el país y dices quiero mandar un telegrama urgente a una persona que no cuente con telefonía”, comentó la directora de Telecomunicaciones de México, Roció Mejía Flores.

Don Camilo fue el primer telegrafista de Tingambato, Michoacán, y tras 30 años de experiencia, decidió retirarse. Hoy cuenta con una colección de casi 200 piezas de telégrafos.

“Tengo varios de diferentes tipos, aun no los tengo inventariados ni organizados, mi plan es tener unas vitrinas donde acomodarlos exhibirlos y de forma virtual darlos a conocer’’, aseguró el también telegrafista, Camilo Jiménez.

Celebrar el Día del Telegrafista es festejar la raíz de un oficio lleno de tradición que tiende a desaparecer.

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