El reclutamiento infantil en México es un fenómeno complejo de prevenir. Las dimensiones de violencia que viven infantes y adolescentes en ciudades y zonas rurales cambian según el contexto social y familiar.
La mortalidad violenta, percepción y experiencias con la violencia en su entorno, las normas, concepción de la ley, poco acceso a la justicia y la relación con la policía, han llegado a ser determinantes en materia de violencia juvenil.
En el informe “Reclutamiento y utilización de niños, niñas y adolescentes por grupos delictivos”, de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), destacaron que en el registro se reportan casos de diferentes tipos de violencia.
Como parte del ejercicio de la Consulta Infantil y Juvenil 2015 se preguntó a niñas, niños y adolescentes de entre 10 y 13 años, si alguien les obligaba a formar parte de un grupo de delincuentes, a lo cual 26 mil 899 respondieron “sí”. Esta cifra corresponde a 2.6% de la población de 10 a 13 años que participó en dicho ejercicio. Dicho porcentaje se eleva a 4% entre quienes eran adolescentes de 14 a 17 años”, señala el documento, según el informe Redim.
Si tomamos en cuenta ambos grupos poblacionales se logra identificar que 45 mil 978 menores expresaron que habían sido obligados a formar parte de alguna agrupación delictiva en 2015.
La vulnerabilidad de infantes y adolescentes para el reclutamiento al crimen organizado se estima mediante diferentes indicadores socioeconómicos y estudios previos, que contextualizan la vida social y geográfica del país.
Entre los factores de riesgo y vulnerabilidad, la pobreza marca su papel. Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 49.6% de los niños, niñas y adolescentes viven en situación de pobreza, de los cuales 3.7 millones se encuentran en pobreza extrema.
La condición de pobreza y vulnerabilidad en la población infantil ha cambiado poco entre 2010 y 2018, con una mayor incidencia de la pobreza llegando a 49.6% frente a 41.9% en la población total en 2018.
Algunos indicadores sobre los factores de riesgo de violencia juvenil revelan aquellos aspectos a los que se encuentran expuestas las personas menores de 18 años, sin embargo, existe una tendencia de criminalizar la pobreza.
Acorde con la Consulta Infantil y Juvenil 2018, realizada por el Instituto Nacional Electoral (INE), 22.3% de las niñas y niños, de entre 6 y 9 años, declararon ser víctimas del maltrato, señalando como principales perpetradores a madre, padre, docentes y policías.
Asimismo, se detalla que 53% de los casos registrados sucedieron en la escuela; 34% en la calle, y 14% a través de Internet.
Otra categoría que marca Redim es en torno a la familia. De acuerdo con el Registro de Lesiones y Causas de Violencia, de la Secretaría de Salud, 15 mil 159 personas, de 0 a 17 años de edad, fueron atendidas en 2020 por algún tipo de violencia. De esta población, 69% fue atendido por violencia familiar y 31% por violencia no familiar.
Según datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2019, 11.5% de la población de entre 5 y 17 años del país vivía en condición de trabajo infantil. Marca un incremento entre 2017 y 2019, de 3.24 a 3.27 millones.
En medio de este panorama, en México no existen cifras oficiales sobre menores víctimas de reclutamiento, sin embargo, señala Redim, actualmente, hay 4 millones de niñas, niños y adolescentes de entre 5 y 17 años se encuentran en situación de vulnerabilidad de ser reclutadas y utilizadas por agrupaciones delictivas.