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Preservar la Reserva de la Biósfera de las Islas Marías, el reto

FOTOS: NÉSTOR ROMO/ONCE NOTICIAS DIGITAL

Es nuestro segundo día en la isla María Madre. La cálida bienvenida nos dejó con muchas ganas de seguir en la aventura. El reloj marca las 4:30 de la mañana y toca continuar con una travesía al mirador de Cristo Rey.

Se trata de una de las caminatas que conforman el senderismo y son aproximadamente 2.5 kilómetros de subida. La otra caminata es hacia el Faro, en otra punta del cerro, desde donde es posible ser sorprendido por el alba.

Hoy nos toca conocer los secretos de la biodiversidad que habita en María Madre, la isla más grande del archipiélago (abarca 144 Km2); le sigue María Magdalena (84 Km2), María Cleofas (25 Km2) y San Juanito (8 Km2).

De acuerdo con los Protectores de la Biosfera, hasta el momento, sólo María Madre es la única isla a la que pueden acceder los visitantes. El resto de islas sólo se pueden visitar con fines de protección de ultramar e investigación científica.

Pero todas las islas forman la Reserva de la Biosfera Islas Marías, una categoría de conservación muy importante, ¿qué implica para los habitantes de este lugar?

Su riqueza natural la llevó a ser una Área Natural Protegida

En los senderos y en nuestro hospedaje nos encontramos conejos o iguanas negras. En las señalizaciones se advierte el llamado de precaución, dada la fauna que atraviesa por los caminos. Sobre nuestras cabezas vuelan, en parejas, los loros cabeza amarilla. Y en las noches, pequeños murciélagos se despabilan para salir en búsqueda de frutillas.

Se trata de una experiencia que sólo puede ser vista en lugares que resguardan su biodiversidad y que no se han enfrentado al embate del turismo de masas. Las Islas Marías son un territorio extraordinario, porque posee características únicas, propiciadas por su aislamiento.

Esto fue lo que llevó a las Islas Marías a ser declaradas como Área Natural Protegida (ANP) bajo la categoría de Reserva de la Biosfera, en el año 2000. Es la categoría más importante de conservación que tiene nuestro país y está es una de las 44 Reservas que hay en territorio mexicano.

Desde el año 2005, también las islas son reconocidas como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Esto significa que en las Islas Marías se deben impulsar acciones para promover su conservación con el objetivo de cuidar la flora y fauna que habitan en el archipiélago. La institución encargada de realizar esas tareas es la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), brazo de Semarnat, en colaboración con la Semar, Sectur y Profepa.

La bióloga Lizbeth Moreno (Conanp), que nos acompaña en uno de los senderos, nos explica que hay cinco ecosistemas en las Islas Marías: selva seca, manglares, costas, arrecifes y ambientes pelágico.

A primera vista sobresalta un paisaje de sequía, lo que nos genera preocupación, pero la bióloga nos explica que asociamos el color sepia a un paisaje enfermo y sin vida. Sin embargo, el clima de la isla se caracteriza por tener una prevalencia cálida-seca, con lluvias en verano y bajas precipitaciones en invierno, por lo que nos asegura, “este paisaje es característico de la selva seca”.

“Apenas comienza la temporada de huracanes (fenómenos naturales importantísimos para regular la temperatura)”, relata la bióloga, y en unos meses, las islas se vestirán con su largo vestido verde.

En estos ecosistemas hay una variedad de flora y fauna. En lo que refiere a la primera, la Conanp ha contabilizado 41 especies endémicas de árboles como la palmita y el papelillo.

También ha declarado que 11 especies están bajo la Norma Oficial NOM-059-SEMARNAT-2010 como categoría de riesgo, porque están amenazadas, tales como el mangle botoncillo, el mangle rojo y el mangle blanco.

“Si recuerdas, en la salinera, muy cerca de ahí encontramos al mangle, pero debe ser restaurado porque la extracción de sal, en tiempos de la penitenciaria, provocó severas alteraciones. También la explotación de henequén y la introducción de la camaronera “, contó la bióloga.

En cuanto a la fauna terrestre se distribuyen 53 especies endémicas como el mapache, el conejo y el loro cabeza amarilla (todos con el distinguido apellido “de las Islas Marías”), asimismo se encuentran 75 especies consideradas en alguna categoría de riesgo.

FOTO: MARÍA FERNANDA RUIZ/ONCE NOTICIAS DIGITAL

Pero también hay reptiles, como boas y otras especies de serpientes e insectos. En costas, las especies marinas abundan, entre ellas, diversas especies de tortugas, aves marinas y tiburones. Estos últimos son los habitantes más temidos, razón por la que huir de las Islas Marías era imposible para los reos.

Cuidar a la Reserva de la Biosfera Islas Marías: el principal reto

Desde que se cerró de manera definitiva el complejo penitenciario en las islas, en 2019, gracias a un decreto presidencial, la Semar llegó a este lugar para operar el Centro de Educación Ambiental y Cultural Muros de Agua-José Revueltas.

El Protector de la Biosfera, Sergio Espinosa, nos cuenta que las islas presentaban alteración a nivel medioambiental debido a la presencia humana. Hay que recordar que por 114 años la isla funcionó como un complejo penitenciario y albergó a más de 45 mil reos y a sus familias.

El reto que se propusieron fue cuidar la biodiversidad, disminuir el impacto por las actividades humanas e impulsar un complejo ecoturístico. No ha sido fácil, sobre todo en términos medioambientales, pero se trata de un desafío a largo plazo.

Para ejemplo, uno de los principales retos es el control de especies invasoras que acechan a la isla: las cabras y los gatos. Además, hay presencia de especies exóticas como el venado cola blanca, la rata común y pasto guinea.

Todas fueron introducidas por los humanos en distintos períodos.

Se convirtieron en especies tope, es decir, se encuentran en la cima de la cadena alimenticia (son las principales especies depredadoras) y no hay un depredador mayor que pueda equilibrar el ecosistema.

FOTO: MARÍA FERNANDA RUIZ/ONCE NOTICIAS DIGITAL

La problemática no es menor, dado que, en lo que refiere a las cabras comen árboles y plantas endémicas. En tanto, la adaptación de los gatos no fue doméstica, por lo que al paso del tiempo se convirtieron en ferales. Actualmente se les observa en los cerros y representan una amenaza para las aves endémicas.

Se calcula que al menos 112 especies de aves se han extinguido debido a este problema, señala Conanp.

¿Existe alguna solución?

Mientras recorremos una de las salas destinadas al medio ambiente en el Museo de Sitio, Sergio nos comparte que en 2019, se lanzó un Programa de Manejo de la Reserva de la Biosfera Islas Marías, en donde se establecen directrices para controlar y erradicar las especies invasoras.

Se estima que hay más de 3 mil cabras en total y no sólo se encuentran en la Isla María Madre, también en María Cleofas.

Desde 2013 se ha puesto en operación el control y erradicación de cabras y gatos en María Cleofas. Para finales de 2020, según los reportes de Conanp, gracias a esas acciones ya no encontraron rastros de gatos y la población de cabras disminuyó drásticamente, lo que ha permitido la recuperación del sotobosque.

Se ha impulsado una iniciativa para llevar a las cabras a ranchos, principalmente, a Mazatlán. Se regalan a gente que esté interesada en la cría de cabras y la actividad ovina, pero no resulta del todo accesible en términos de costos para trasladarlas de manera masiva.

Además, falta controlar la población de cabras en la Isla María Madre, por lo que todavía continúa la operación de dicho programa y se prevé que tenga resultados favorables en el tiempo.

Sembrar la semilla de la conservación y la memoria

En la Reserva de la Biosfera Islas Marías, tal como nos contó Sergio, los servicios ecoturísticos han dado resultados favorables, porque el turismo se controla con el fin de evitar la presencia masiva y el desarrollo de complejos hoteleros que puedan amenazar a los ecosistemas.

Por tal motivo, el ferry que llega a estas islas (el único medio porque el puede ingresar el turismo desde el puerto de San Blas o de Mazatlán), tiene la capacidad de transportar sólo a 199 pasajeros y zarpa cada fin de semana.

Además, para disminuir el impacto por las acciones humanas, no se permite construir nueva infraestructura sino que se restaura la existente, así, los antiguos campamentos que habitaron los reos y sus familias ahora hospedan a los visitantes y marines que rotan cada 15 días para trabajar en este lugar.

El turismo es acompañado y guiado por los Protectores de la Biosfera y los visitantes conocen los principales lugares de la isla. Eso sí, no faltan las actividades recreativas como la visita a la playa, caminatas en el puerto, la renta de bicicletas o de pequeños carros de golf para recorridos en puntos autorizados.

“Los retos todavía son enormes”, nos dice el capitán Marco Bautista, director de programas y estrategias de la jefatura del gobierno de las Islas Marías, “se busca, con las diferentes instituciones gubernamentales, su conservación, vigilancia y recuperación” porque “aquí se ven especies endémicas que no las vemos en otra parte del país”, asegura.

Advertimos, entonces, que los objetivos del Centro de Educación Ambiental y Cultural en las Islas Marías se podrían sintetizar en dos principales, por un lado, sembrar en los visitantes una semilla para valorar la biodiversidad de las islas -como reflejo de los lugares más recónditos de nuestro país-.

Por otro lado, asistir, también, a la memoria histórica para evitar la repetición de acciones que vuelvan a atentar en contra de la dignidad humana, y que nadie, nunca, vuelva a estar prisionero entre “muros de agua”.

De ahí que el nombre de este complejo reafirme el interés de impulsar la educación ambiental y cultural, a través de la historia y el medio ambiente.

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