“Prismas Basálticos“ se encuentra una zona donde la noche se ilumina por unos pequeños insectos que dan la impresión de ser mágicos. Se trata de un santuario único de luciérnagas, custodiado por montañas desiertas.
“A partir del 95 yo empecé a trabajar y empecé a hacer reforestación”, dijo Manuel Espinoza Serrano, promotor forestal.
Durante 27 años, don Manuel invirtió tiempo, esfuerzo y paciencia para hacer brotar vida de las rocas milenarias en forma de prismas basálticos y en un terreno accidentado por erupciones volcánicas sembró la flora adecuada para revivir este ecosistema.
“Mi principal idea fue basarme en unas personas que hicieron un estudio en Japón, en dónde querían ver si realmente podía haber crecimiento de maleza. Entonces si ellos allá en el desierto lo hicieron, ¿Por qué aquí nosotros no?“, señaló.
Pero, dijo, se dieron a la tarea de hacer cepas y sembrar los árboles, gracias a lo que ya no corre el agua.
En 2019, don Manuel se acercó al Organismo de Protección de Bosques del Estado de México y todo el trabajo combinado con el clima, la flora, la fauna y las condiciones contribuyó a que se llenara de vida el lugar.
Así, llegaron los primeros destellos nocturnos, las luciérnagas.
“Empezamos a platicar con don Manuel sobre la posibilidad de incrementar sus poblaciones de luciérnagas. ¿Y de qué manera se puede incrementar? Bueno, pues hay que darle las condiciones adecuadas para que se desarrollen”, explicó José Tulio Méndez, entomólogo forestal, Universidad de Chapingo.
Pero no sólo eso, también llegó otro peculiar amigo.
“Empezamos a ver que había mariposas Monarca“, comentó José Tulio.
Sólo quedaba un paso más: trabajar en el registro de este ecosistema.
Por su parte, Beatriz Cecilia Aguilar, de Fauna Silvestre de la Universidad de Chapingo, indicó que “estamos trabajando para conformar toda la información para poder definir y registrar una unidad de manejo y aprovechamiento de la conservación de la vida silvestre”.
Con esto se implementaron actividades para que más personas conocieran este paraíso oculto en la montaña, que, además, funciona como un campo de estudio para alumnos de diversas instituciones.
“Tenemos los programas de servicio social, de estancias y preexperiencias profesionales, tesistas”, indicó Beatriz Cecilia.
Zaira comenzó como estudiante de Chapingo y ahora es parte de los recorridos de este recinto natural.
“Estos lugares, pues aparte de ser áreas de aprendizaje e investigación, son áreas que nos brindan oportunidades de empleo”, dijo Zaira Marlene Palma.
Si usted quiere aventurarse, conocer, asesorarse o simplemente conectarse con la naturaleza, el santuario “Prismas Basálticos” lo espera.
