Jackdar vivió en Siria por más de 23 años. Sin embargo, la guerra civil que estalló ahí en 2011, convirtió la vida de millones de personas en una lucha diaria.
Perdí a muchos amigos que murieron durante este conflicto, y vi a otros que están sufriendo; amigos que están en cárcel, amigos que están peleando con armas, protegiendo nada, protegiendo ideas políticas, ideas religiosas que no benefician”, expresó Jackdar Mohamed, desplazado de Siria.
Y continuó: “Tenía amigos, mis actividades y hábitos, pero empezó un conflicto interno en el país que nos dejó inseguridad y me empujo a mí y a mi familia a salir de este a otro país que es Irak, para buscar seguridad, como ya no podía estar en mi nación, Siria o en mi ciudad Damasco, porque no podía por temas políticos de seguridad”.
Ante ese escenario de violencia recrudecida, Jackdar huyó junto con su familia. Y lo hizo por el mismo motivo que lo hacen millones de personas cada año: el miedo a ser reclutado y obligado a matar.
“El mismo tema de política y religión que nos obligaba a hacer cosas que no queríamos hacer. Pero por la obligación de quedar, por la obligación de no poder salir, quedaron en esa situación que duele mucho, aunque las personas que murieron fueron amigos, fueron familiares y que lo siento por ellos que quedaron obligados hasta ahora a proteger ideas políticas y religiosas que no dan ningún beneficio”, añadió Jackdar.
Hace cinco años llegó a México con la esperanza de continuar con su vida, misma que quedó sepultada bajo la guerra. Y lo hizo de la mano del Proyecto Habesha, una organización civil que trabaja en coordinación con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y que ayuda a jóvenes que han sido alcanzados por la guerra, a que puedan continuar sus estudios.
“El proyecto busca ofrecer oportunidades de educación superior para jóvenes refugiados. Busca atender cuatro pilares muy importantes: el acompañamiento migratorio, académico, psicosocial y médico”, explicó Álvaro Zúñiga Ayala, de Proyecto Habesha.
Dijo que también busca sensibilizar a la sociedad en México sobre tema de desplazamiento forzado, haciendo un énfasis en la educación superior de personas refugiadas en el mundo.
Inspirados en Habesha, el reino antiguo de Etiopía, cuyo rey era conocido por ofrecer asilo y refugio a cualquier persona, sin importar su origen o cultura, este proyecto recibe a personas de todo el mundo.
Se han recibido personas interesadas de Siria, Palestina, Irak, Yemen, África, Sudan, Etiopía. Se ha ofrecido apoyo a 23 personas, que han egresado; de las personas egresadas, todas siguen residiendo en México, tienen trabajos bien remunerados, bien establecidos, viven de manera cómoda”, indicó Álvaro Zúñiga.
Habesha ese que se creía un reino extinto aún se mantiene vigente en Aguascalientes, donde estos jóvenes trazan su nuevo futuro, alejados de la violencia que aún azota a sus países de origen.