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¿Qué hay detrás del conflicto que hizo perder el semestre a la FES Aragón?

El punto de inicio fue el 22 de marzo de este año. “No se sabe exactamente la manera en la que se filtró que algunos profesores no habían recibido sus pagos desde septiembre de 2020. De inmediato se desató la movilización dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Muchas facultades se sumaron de inmediato luego de que iniciaran las asambleas virtuales. El paro era insostenible. El 23 de marzo arrancó”, explica una maestra de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, y quien ha querido resguardarse bajo el nombre de Carmen.

 

Todo empezó con una gran incertidumbre. Un grupo de estudiantes, al menos en la FES, entregó un pliego con dos aspectos a solucionar: el sueldo, que desde septiembre de 2020 no se había pagado a muchos profesores, y atender la violencia de género; principalmente incluir en los formatos de evaluación a maestros que se hace cada semestre, temas como el acoso escolar”, relata la académica.

 

Posible solución

Según manifiesta Carmen, la FES Aragón señaló a cuatro personas de la administración escolar para escuchar y conciliar lo solicitado por los estudiantes: “Estaban el secretario general, el administrativo, el académico y el de Vinculación y Desarrollo Académico. Aquel primer paro fue del 22 de marzo al 6 de abril. Para esta última fecha, se habían sumado otras peticiones al pliego inicial: mayor acceso al Centro de Lenguas, un número más grande de psicólogos para atender a los estudiantes, modificaciones a los planes de estudios, y mejoras a las instalaciones”, expresó la profesora.

 

Vientos de cambio se sintieron en la FES Aragón cuando, el 8 de abril, en una mesa se acordó la reanudación de actividades. Esto, bajo la promesa de que las autoridades discutirían los temas, sin que fuera necesaria la interrupción de clases. “No sabemos qué pasó exactamente. De manera abierta y pública no se dio a conocer. Para el 9 de abril, se llevó a cabo una consulta virtual en la que se determinaba un paro indefinido de labores. Con una sola excepción: el Sistema de Universidad Abierta y a Distancia (SUAyED) ya no accedería. Ellos seguirían con las clases. Para entonces, la situación era complicada, tanto para alumnos como para profesores. Los pagos a maestros no se seguían efectuando, pero era una situación generalizada en toda la UNAM, según me enteré por colegas de otras instancias”, alude Carmen.

 

Justificación institucional

La UNAM no había dado explicaciones sobre la situación de los sueldos no pagados. No fue, sino hasta que se dio cuenta de que los paros aumentaron, que emitieron un comunicado en el que justificaban que el desfase de abono era por un contagio masivo entre el personal de base de la universidad. Eso generó que se atrasara el trabajo de nóminas.

 

Los profesores entendimos. Comprendimos la situación bajo ese argumento. Pero con los alumnos no hubo mejor suerte. Se empezaron a unir. En ese momento se lograron desahogar algunos procesos ya fechados: exámenes extraordinarios y profesionales. Estábamos ya a finales de abril. No obstante, las clases seguían suspendidas”.

 

A mediados de mayo, la FES Aragón entregó un plan de acción que no satisfizo a los estudiantes. La situación de los pagos seguía sin regularizarse. Se llevaron a cabo unas 20 mesas de trabajo en las que las autoridades mostraban actitud de escuchar, pero no de dar solución. La red social Facebook era el único canal por el que todo se llevaba a cabo. Los chicos no aceptaban la solución institucional y las autoridades era reacias a establecer comunicación con ellos”. 

 

Los académicos empezamos a tomar partido. En algunas carreras de la FES se empezó a levantar el paro. Invitábamos a los alumnos a retomar las actividades, pero fue peor. Los paristas lo tomaron a mal. Nos tacharon de esquiroles, de afectar el movimiento al no tener ética ni ser congruentes”, destacó la catedrática.

 

Y es que, aunque el problema inicial fue una abierta empatía con los profesores, la maestra Carmen asegura que había un mundo de situaciones que había que tomarse más en cuenta, y por las que los manifestantes no querían terminar con el paro:

 

Era entendible. La universidad es muy grande. Hay alumnos que no tienen dinero para contar con la tecnología suficiente para enfrentar la educación en línea. Me tocó ver a alumnos que trabajaban desde el comedor con toda su familia alrededor, viven en casas pequeñas con grupos numerosos. Entre las peticiones solicitaban que no se les exigiera prender las cámaras, por ejemplo. Que no se les pidiera con tanta prioridad asistir diario a las clases. Con la pandemia, muchos dejaron la carrera o tuvieron que alternar sus estudios con un trabajo. Tenían que tomar clase en el transporte. Finalmente, carreras como Ingeniería Civil, después Arquitectura, seguidos de Economía y finalmente Derecho, retomaron actividades”, agregó Carmen.

 

Posible conciliación

El tiempo no apremió. La situación arrastró hasta el 28 de mayo, cuando se presentó al Consejo Técnico de la UNAM una propuesta para modificar el calendario escolar que terminaría con las clases el 18 de junio. “Se habló de recorrer al 2 de julio. Eso no daba muchas opciones para enfrentar la situación académica. En esas semanas no había tiempo de recuperar lo que se perdió en tres meses. El semestre estaba perdido casi por completo.

 

Otra opción era que los alumnos dieran de baja todas las materias o las presentaran en agosto de forma extraordinaria. Los jóvenes que no estaban en a favor del paro empezaron a cuestionar la calidad académica. En la parte docente tampoco había soluciones. En las dos reuniones que llegamos a tener, hubo profesores que no estaban ni enterados de lo que sucedía. Sólo esperaban una orden”.

 

Indiscutiblemente, sobre lo que pedían los alumnos en el pliego, había cuestiones que no se van a solucionar. De unos 110 que hay en Comunicación y Periodismo, por ejemplo, unos cuatro nada más tienen ‘definitividad’. Eso quiere decir que sólo ellos tienen asegurada la continuidad de su contratación. En promedio, los salarios son muy bajos, por una clase de cuatro horas a la semana en un grupo, se ganan aproximadamente 2 mil pesos. En la carrera hay dos profesores de tiempo completo. Ellos ganan entre 38 y 40 mil pesos. El pliego petitorio de los alumnos requería dar más ‘definitividades’ y concursos de oposición. Eso no se ha dado en las últimas dos décadas. Menos pasará ahora de la noche a la mañana. Lo único que quedaba era reconocer la situación como un acto político”, declaró la maestra Carmen. 

 

El 16 de junio se pudo ver una luz en el conflicto, al menos en la FES Aragón. “Los académicos decidimos levantar el paro. Redactamos un documento, utilizando un lenguaje conciliador y estableciendo el reconocimiento a la manifestación por parte de los jóvenes, pero también aclarando que la labor educativa era importante. Había estudiantes que no se identificaban con el paro y se les aplicaría reglas como a los que sí. Eso no era equitativo.

 

También apareció de manera pública el maestro Fernando Macedo Chagolla, director de la FES Aragón. En un documento de 42 páginas, firmado por él, y por cinco miembros responsables, se entregó el ‘Plan de acción en respuesta al pliego petitorio’, en el que ya se vislumbran avances como los requerimientos en materia de equidad de género y la atención psicológica. También se resaltan medidas a corto, mediano, y largo plazo”.

 

Así fue como se dio tregua al paro. El 23 de junio se empezaron a alcanzar acuerdos entre los paristas y la dirección. La mayoría de las carreras han retomado actividades. El viernes 25 de junio se entregaron de manera oficial las instalaciones en una ceremonia que se transmitió por Facebook Live. El calendario finalmente termina con el semestre el 13 de agosto. Las inconformidades persisten, son menos agresivas, pero al menos han dejado terminar con las actividades. Los estudiantes han mostrado actitud participativa, la mayoría. Pero lo que también está claro es que no se podrá recuperar lo que se perdió durante estos meses. El curso terminará, pero la moneda sigue echada al aire hasta que no se dé solución total a los requerimientos de los estudiantes, que si bien algunos son complejos de cumplir, tendrán que tener una respuesta para que esta situación que empezó como un acto de solidaridad, no se vuelva a repetir”, concluyó la catedrática Carmen.

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