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Reforma para la igualdad salarial entre hombres y mujer: una deuda histórica

El viernes 12 de marzo el Senado aprobó por unanimidad, con 113 votos a favor y cero en contra, una serie de reformas para garantizar la igualdad salarial entre hombres y mujeres. Resaltan algunas modificaciones a la Ley Federal del Trabajo (LFT), la Ley General para la Igualdad de Género entre Hombres y Mujeres, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia; la Ley del Seguro Social y la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, entre otras.

 

El objetivo es impulsar la igualdad salarial y prohibir la discriminación por motivos de género. Esta reforma deberá ser ratificada por la Cámara de Diputados; posteriormente, instruirá a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) para crear el Sistema Público de Monitoreo de Prácticas Salariales y Normas del Trabajo para vigilar la brecha salarial.

 

Dicha reforma histórica forma parte de la deuda pendiente que tiene México para la igualdad de género, en la agenda de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo. Además, se alinea “al espíritu del Convenio 100 de la OIT (Convenio sobre igualdad de remuneración) y representa un contundente paso para poner fin a desigualdades que incontables mujeres enfrentan en su vida laboral,” señaló la Organización Internacional del Trabajo.

 

Hace uno días, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), emitió un comunicado en el que señaló que en México persiste la brecha entre mujeres y hombres en la tasa de participación económica del 2008 al 2018. El comunicado resaltó algunos datos de relevancia del Informe sobre Pobreza y género 2008-2018, por ejemplo:

 

El promedio a nivel nacional sobre el trabajo doméstico o de cuidados no remunerados se ubicó en 27.8 horas semanales para las mujeres mientras que para los hombres fue de 15.2, en el 2018.

 

La brecha que existe entre mujeres y hombres en la tasa de participación económica descendió 8.1 puntos porcentuales entre el 2008 y 2018, sin embargo, la brecha persiste y se acentúa en situación de pobreza. La tasa de participación de las mujeres a nivel nacional se ubicó en 52% y en los hombres fue de 83%.

 

Pandemia y división sexual del trabajo

 

La pandemia provocó el aumento de las horas del trabajo doméstico o de cuidados no remunerados. Esto se expresó en el aumento de las horas que se dedican a actividades como la limpieza de la casa, la educación y recreación de infantes, cuidado de personas enfermas de COVID-19, cuidados de personas mayores, etc. Estas actividades fueron asumidas por las mujeres, ante la reproducción tradicional de roles de género.

Además, tal como señaló el CONEVAL, el incremento de las mujeres en la Población No Económicamente Activa (PNEA) se explica, entre otros factores, a su rol en la división sexual del trabajo, ya que fue un impedimento para conciliar el trabajo doméstico con el extradoméstico o que, ante la pérdida de empleo, asumieron el trabajo del hogar como ocupación principal.

 

En el cuarto trimestre del 2019 al 2020, las mujeres que reportaron el trabajo doméstico como ocupación principal, y que no contaban con un empleo, aumentó en 1.3 millones. Al final del período, fue de 21.0 millones. En los hombres el incremento fue de 0.5 millones y 1.7 millones al final del período.

 

El informe resaltó que identificaron dos aspectos principales en los que no se observan brechas significativas entre mujeres y hombres, empero, permea la precariedad laboral:

 

  1. La falta de un contrato laboral. En situación de pobreza alcanza a un 80% de trabajadores y trabajadores; en condiciones contrarias es de alrededor del 40%.

 

  1. La falta de seguridad social. Afecta al 95 % de personas en situación de pobreza y a 60% de la población empleada que no se encuentra en dicha condición.

 

 

Además, señaló que se observaron 6 aspectos que constituyen las principales desigualdades para las mujeres, en el mercado laboral (INFOGRAFÍA):

 

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El CONEVAL señaló que la inserción laboral de las mujeres contribuirá a su empoderamiento económico en la medida en que no haya empleos precarios, discriminación y exclusión laboral por razones de género. Asimismo, explicitó que la falta de corresponsabilidad del trabajo doméstico y de cuidados, que responde a la división sexual del trabajo, representa una limitante estructural, para las mujeres que desean acceder a empleos remunerados.

 

Es por ello, que la aprobación histórica que hizo el Congreso, para la igualdad salarial entre hombres y mujeres en México, es una deuda que tiene el país para impulsar la justicia social.

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