Entre las cerca de 5 mil especies arbóreas que existen en México, algunas son especialmente apreciadas por su madera densa, pesada y estable, su gran resistencia y trabajabilidad, y su hermoso color y veteado, así como una extensa durabilidad, incluso de siglos, en los objetos que con ellas se elaboran si son bien conservados.
A estas características que les confieren el rango de maderas preciosas o nobles, se suma la escasez de varias de ellas, por lo cual se cotizan en el mercado a muy altos precios, y es la razón de que su uso, principalmente en muebles y ebanistería, se haya restringido tradicionalmente a las clases sociales pudientes económicamente.
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Las y los mexicanos podemos ufanarnos de contar entre nuestra magnánima biodiversidad con especies de árboles maderables de muy alta calidad, entre los que sobresale la caoba, considerada por muchos una de las mejores maderas del mundo, y por otros como la más fina, al lado del nogal, la teca, el roble y el palo morado.
A decir de José Antonio Silva Guzmán, quien lideró en 2012 una investigación citada por la Gaceta de la Universidad de Guadalajara (UdeG), maderas de los bosques tropicales del sureste mexicano como rosa morada, jabín, primavera, machiche, granadillo y chicozapote, entre otras, por sus texturas, colores y propiedades especiales pueden sustituir en el mercado a las consideradas preciosas, y competir con el cedro y el roble.
Arno Frühwald, profesor de la Universidad de Hamburgo, Alemania, invitado por la UdeG, considera en la misma publicación que los árboles de clima tropical, como los mencionados por Silva Guzmán, poseen propiedades estéticas, físicas y mecánicas parecidas al cedro y la caoba, con colores naturales rojo, morado y verde, así como texturas que permiten un acabado especial resistente al agua y los hongos.
He aquí cinco maderas preciosas mexicanas, algunas de las cuales seguramente hemos contemplado en piezas de arte, finos instrumentos musicales, muebles, objetos decorativos, sillería, techumbre o palcos de edificios históricos:
Caoba
Swietenia macrophilla pertenece a la familia Meliaceae y algunos la consideran la especie maderable económicamente más importante a nivel internacional. La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad señala que “entre 2009 y 2014, México exportó a 8 países, principalmente Estados Unidos, alrededor de 8,700 m3 de madera aserrada y 3,000 m3 de troncos de caoba”.
Árbol emblemático de los bosques tropicales de todo el Continente Americano, su madera es dura, compacta y de peso elevado, y posee una resistencia natural a los gusanos. Su color es rojizo a marrón, de grano fino y resistente, pero fácil de aserrar, pulir y barnizar, por lo que se logra un buen acabado y es muy apreciada en ebanistería, muebles de lujo y revestimientos.
Por su trabajabilidad es utilizada en múltiples aplicaciones para interiores y exteriores, lo mismo que en acabados finos, carpintería artística, muebles, paneles, revestimientos, partes de pianos, órganos y guitarras, marcos de puertas y ventanas, con herramientas manuales y en todas las operaciones de maquinado que resultan en superficies y aristas lisas.
Sus cualidades la han convertido en uno de los principales blancos de la tala clandestina con consecuencias devastadoras para los ecosistemas de México hasta la Amazonia.
Nogal
Juglans nigra es un árbol de hasta 50 m de altura de copa en forma de paraguas y conserva su follaje durante algunos meses, tronco recto y corteza marrón o casi negra muy surcada. La madera de nogal, color marrón claro a chocolate oscuro, es considerada una de las mejores, especialmente en Europa, donde se cotiza muy alto.
La especie americana es una de las maderas duras más selectas de México y Estados Unidos. Por sus tonalidades y veteado es muy buscada para la elaboración de muebles finos en interiores.
De vetas oscuras, grano fino a medio y fibra recta, es fácil de mecanizar y ofrece buenas cualidades para el encolado, curvado, atornillado y acabado. Es ideal para tallado y virutas de madera. Su barniz es muy apreciado. Por ser extremadamente fuerte, pocas veces se estropea o hace pedazos, por lo que se usa comúnmente para fabricar muebles, paneles interiores de gabinetes, chapa y artículos reciclados.
Teca o teka
Tectona grandis es una madera de bonita apariencia, fácil trabajabilidad, gran durabilidad, muy resistente a la humedad, a las deformaciones y fisuras o al paso del tiempo, por lo que es preferida por profesionales y consumidores. Originaria de Asia, la gran demanda de esta madera la llevó a África y América Central y del Sur.
Es un árbol grande, caducifolio, que en México puede alcanzar alturas superiores a los 30 metros en los mejores sitios. El precio de su madera suele ser elevado, tanto por sus características como por la creciente demanda de la misma.
Cedro rojo
Cedrela odorata. El cedro es uno de los árboles más cultivados en el mundo, pero la variedad odorata, oriunda de México y Centroamérica, está en franco declive a consecuencia de la deforestación y porque para el aprovechamiento comercial se han introducido otras variedades híbridas. Por ello, el cedro rojo es la especie que más se está produciendo en los viveros comunitarios de Sembrando Vida.
Generalmente la madera de cedro es ligera, fácil de trabajar, de tonalidades rojizas y fragante aroma. Es una de las maderas más estables, altamente resistente y estéticamente más atractiva que otras maderas tropicales. Se puede dejar natural, barnizar o pintar con colores opacos/sólidos. Este árbol puede medir entre los 20 y los 50 metros de altura, y algunos ejemplares han superado los 2 mil años de edad. Sin embargo, se encuentra en el Apéndice III de la CITES, por lo que su comercio está controlado debido a la sobreexplotación.
Palo Morado
Peltogyne mexicana, también conocido como amaranto, posee una llamativa madera de tonos que van del violeta al morado, algo realmente raro en el mundo de la madera, según el artículo “El palo morado, una leguminosa maderable con futuro incierto y parientes lejanos”.
Su distribución va desde México, en el estado de Guerrero, pasando por América Central, Colombia, Guyana, Bolivia, Trinidad y su límite es el sudeste brasileño, principalmente la Amazonía central.
El género, Peltogyne mexicana, o palo morado (nombre común en Guerrero) se distribuye de forma natural en las regiones aledañas a Chilpancingo y la costa de Acapulco; se dice que sus poblaciones se extendían hasta la llamada Costa Chica y no existen datos de que crezca en algún otro estado del país. Se ha reportado que estos árboles crecen solamente en la cuenca del río Papagayo, en Guerrero, en terrenos accidentados. En la comunidad de Acahuizotla quedan algunos, en Tierra Colorada y en Las Brisas, en Acapulco, en donde por desgracia son talados. Se trata de una especie amenazada que debe protegerse para evitar su extinción.
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