El terremoto de 1985 quedó registrado con tinta sobre el papel aquel jueves 19 de septiembre.
En efecto, este sismograma representa parte de la historia sísmica de nuestro país y pende enmarcado en una pared del Servicio Sismológico Nacional.
Los sismos no se pueden predecir e implica que no podemos decir que mañana o el 19 o algún día va a temblar, pero tampoco podemos decir que no. Entonces esa es la incertidumbre, nuestro trabajo es ya con el fenómeno en curso tratarlo de explicar’’, afirmó Arturo Iglesias Mendonza, director del Servicio Sismológico Nacional (SSN).
Pantallas de grandes dimensiones, ordenadores de escritorio y un sistema moderno de monitoreo permiten que este servicio sea pilar en la investigación de los fenómenos telúricos que ocurren en el país.
Es un tesoro porque el Servicio Sismológico Nacional tiene 111 años de operar y nosotros tenemos el registro de esos 111 años de operación y son registros valiosisimos’’, consideró Arturo Iglesias Mendoza.
Aquí se recabó la data de sismos tan importantes como el de Acambay, Estado de México, en 1912, que dejó severos daños, el del 27 de julio de 1957 cuando se cayó el Ángel de la Independencia o el del 20 de marzo de 2012 que, hasta el momento, es el que ha tenido el mayor número de réplicas en toda la historia.
Este lugar sirve para monitorear toda la sismicidad que ocurre en el país en este lugar se localizan y se calcula la magnitud de todos los sismos que podemos y se da la información lo más oportuna posible’’, afirmó Arturo Iglesias Mendoza.
Este servicio, enclavado en Ciudad Universitaria, cuenta con un monitoreo continuó a través de 61 observatorios sismológicos distribuidos en el país.
Esos datos son enviados vía satélite bajados aqui en ciudad universitaria en este lugar y procesados para tratar de calcular su magnitud y su localización’’, aseguró Arturo Iglesias Mendoza.
La mayor aportación de este centro de estudio y monitoreo es el descubrimiento de que la tierra se mueve diariamente bajo nuestros pies, de manera casi imperceptible.
Hasta hace no muchos años no se sabía que existían algo que ahora de manera común le decimos sismos lentos o silenciosos. Resulta que son movimientos de grandes masas de roca pero que pueden tener la equivalencia de un sismo de magnitud 7.3 un sismo que podría ser muy potente’’, dijo Arturo Iglesias Mendoza.
Los datos recabados de estos movimientos permiten entender los sismos y con ello mejorar los mecanismos de prevención, como la alerta sísmica temprana.