Este es el camino a la Baja Tarahumara. Descender por la carretera a una altura de dos mil metros sobre el nivel del mar a sólo 450 y apreciar los paisajes que ofrece la Barranca de Batopilas, es disfrutar de una riqueza natural inigualable.
Casi 400 kilómetros separan a la ciudad de Chihuahua con el Pueblo Mágico de Batopilas, llamado así por lo encajonado de su río. Lo largo y sinuoso de los caminos, así como los derrumbes carreteros con caídas de más de 500 metros a la orilla del único acceso vehicular, lo convierten en una aventura más que extrema.
A diferencia de la Alta Tarahumara, aquí el mestizaje étnico es evidente. El rezago social y las condiciones de marginalidad son la regla entre la gente.
Julián es un vivo ejemplo de las necesidades sociales.
Hace menos de dos semanas su popularidad creció cuando se viralizó un video mientras transportaba a su mamá, doña bartola, a bordo de una carretilla con la finalidad de llevarla a vacunar contra el COVID.
Ambos fueron vacunados. Hoy agradecen por el antígeno y la tranquilidad que representa esta oportunidad de vida.
Ya fui vacunado, gracias a Dios que no sentí nada, nada sentí, me sentí mejor, para que voy a decir, me sentí mejor. También mi mamá fue vacunada, yo la llevé en una carrucha y ella tampoco sintió nada, muy bien que nos sentimos, para qué voy a decir que me sentí yo malo, no”, Julián Anguiano, adulto mayor.
¿Cómo le fue con la vacuna, recuerda que la vacunaron? Si, muy bien oiga, porque no sentí nada”, Bartola Anguiano, adulto mayor.
Para doña Bartola, esa experiencia representó una emoción distinta a sus 101 años de vida.
Cuantos años tiene doña Bartola, recuérdenos. Casi los 100, ya cumplí 50, ahí voy. Ahí la lleva, ya mero”,
Se la llevaba de paseo. Pues sí, me llevaba a pasear, iba a dos cosas, a pasearme y a que me pusieran esa vacuna”, añadió doña Bartola.
Desde ese entonces, las brigadas correcaminos de la Secretaría del Bienestar le entregaron su nueva silla de ruedas, hecho que tanto a Julián, pero sobre todo a doña Bartola, los mantiene felices y tranquilos.
No sabe cómo es mi mamá, quiere tener otro hijo así cómo está. Tiene un hijo que está allá para Sinaloa y le dijo mijo, yo me quiero casar otra vez antes de que me haga más viejita y quiero tener otro hijo. Tú eres el que dice eso mijo”,
Hoy doña Bartola agradece a la vida lo mucho que le ha dado.
Gracias a ustedes que vinieron hasta aquí. A ver cuando vuelven otra vez”, puntualizó doña Bartola.
Y sí, a fines de marzo, doña Bartola y Julián recibirán nuevamente la visita de las brigadas correcaminos. Para auxiliarlos en la aplicación de la segunda dosis del antígeno.