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Vaquita marina lucha por su supervivencia

El Once visitó uno de los dos buques que participaron el monitoreo que aportó esta nueva estimación de la vaquita marina, entre el 10 y el 26 de mayo.

Soplan vientos favorables en el alto Golfo de California, frente a las costas de San Felipe, Baja California, donde la vaquita marina se aferra a la vida.

Los dejó el crucero de observación 2023. Sus tripulantes hicieron la estimación más reciente de la población de vaquitas y por primera vez en mucho tiempo compartieron buenas nuevas.

En estas aguas sobreviven de 10 a 13 ejemplares adultos, con una o dos crías.

Aunque los números son bajos, lo relevante es que esta población se mantiene y no continúa a pique, como ha ocurrido en los últimos 30 años, en los que se perdió más de 95% de las vaquitas.

“Hemos sido muy afortunados de ver vaquitas marinas con sus pequeñas crías y todas lucen fuertes, bien alimentadas, se ven mucho más relajadas que en años pasados. No habíamos visto algo así en los últimos 30 años”, dijo la especialista en conservación de mamíferos marinos, Barbara Taylor.

Si mejora el hábitat de la vaquita, la especie con suerte podría recuperarse.

El Once visitó uno de los dos buques que participaron el monitoreo que aportó esta nueva estimación de la vaquita marina, entre el 10 y el 26 de mayo.

Una búsqueda minuciosa que comenzaba así, con las primeras luces del día.

En Pangas, los expertos se dirigían al buque “Sea Horse”, de la organización Sea Shephard, un antiguo buque petrolero con combustible suficiente para no abandonar su vigilancia en el agua junto a la Secretaría de Marina.

Ahí, catorce especialistas en mamíferos marinos tomaban de inmediato sus posiciones y comenzaban su labor con una paciencia benedictina, en el polígono donde se concentran las últimas vaquitas.

Rastreaban por turnos. La líder del equipo fue la doctora Barbara Taylor.

Detrás de los Big Eyes o binoculares con un alcance 75 veces mayor al de la vista humana, los expertos recorrían el mar. Y se auxiliaban con sonares, se guiaban con chasquidos.

La magia comenzaba cuando encontraban algo. Frenaban un poco la embarcación y los latidos del corazón.

Afinaban los sentidos hasta hallar estas preciosas aletas. En los 17 días de expedición, tuvieron 61 registros acústicos y 16 avistamientos. Se maravillaron cuando encontraron hembras con crías.

La directora del Departamento de Ciencia de Sea Shepherd, Andrea Bonilla, dijo que son muy pequeños y ese es el reto de encontrarlas, pues son animales de más o menos metro y medio, tienen un color grisáceo y la aleta es triangular con una base muy ancha y tienen una coloración más oscura en el borde de la aleta.

“Cuando salíamos a navegar, hace dos años, el mayor tiempo de un mismo avistamiento fue de 15 minutos, y en esta ocasión logramos seguir una vaquita durante una hora y media”, agregó Barbara Taylor.

“Nos da mucha esperanza especialmente para nuestras tripulaciones que están aquí 24 horas al día, ver que las vaquitas se están reproduciendo y que, pues pueden vivir en paz”, señaló el director de Operaciones de Sea Shepheard, Octavio Ocarranza.

A decir de los expertos, esta situación es resultado de la colaboración exitosa entre la organización Sea Shepherd, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y la Secretaría de Marina, que han redoblado esfuerzos para proteger a esta especie.

“La expectativa pues es que la especie se mantenga y en un futuro pueda ya después de atacar la problemática con respecto de las pesquerías de la misma situación social de las comunidades pesqueras, pueda irse recuperando poco a poco”, comentó el subdirector de la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, José Martín Haro Rodríguez.

Con la vigilancia permanente en el área de cero tolerancia y la instalación de 193 bloques de concreto con ganchos por parte de la marina, aquí prácticamente no hay ni pescadores ilegales ni redes fantasma.

Es un polígono sin perturbaciones. Esto es tan evidente que el gobierno federal ha determinado ampliar esta área de cero tolerancia, con el uso de bloques de concreto y restricciones extremas.

“Hoy mismo arrancamos los trabajos para proponer la ampliación del polígono del Área de Cero Tolerancia en las áreas en donde, de acuerdo con los resultados anunciados hoy, se encontraron individuos. Dicha ampliación también será dialogada con las comunidades locales y pescadores locales”, puntualizó el comisionado nacional de Áreas Naturales Protegidas, Adán Peña Fuentes.

Para salvar a la vaquita urge también regular la pesca local, implementar sistemas de captura sustentables y abatir la extracción criminal de la totoaba, que ha llevado a las vaquitas al borde de la extinción.

“Se requiere que las poblaciones locales se integren a los trabajos para conseguir ese cambio”, concluyó Barbara Taylor.

Soplan mejores vientos para la vaquita marina aquí en el Alto golfo de California, sin embargo, los expertos advierten que todavía no se puede cantar victoria. Es necesario consolidar los diversos esfuerzos para lograr que esta especie mexicana salga del peligro de extinción”,

 

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Vaquita marina en peligro crítico de extinción

La vaquita marina, conocida científicamente como Phocoena sinus, es una especie de cetáceo endémico del Golfo de California, en México. También se le conoce como “vaquita del Golfo” debido a su hábitat restringido a esa región.

La vaquita marina es reconocida por su tamaño pequeño, siendo uno de los cetáceos más pequeños del mundo, con una longitud promedio de aproximadamente 1.5 metros y un peso de alrededor de 55 kilogramos. Su cuerpo es robusto, con una coloración característica que combina un dorso gris oscuro y un vientre blanco.

Una de las características más distintivas de la vaquita marina es su aleta dorsal triangular y pequeña, que sobresale ligeramente sobre la superficie del agua cuando emerge para respirar. Estas especies tienen una esperanza de vida estimada entre 20 y 25 años.

Lamentablemente, la vaquita marina se encuentra en peligro crítico de extinción debido a diversas amenazas, siendo la principal la pesca incidental con redes de enmalle destinadas a la captura ilegal de totoaba, un pez en peligro también en la región.

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