El 6 de febrero de 1997, el general Jesús Gutiérrez Rebollo, director del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, fue arrestado por autoridades militares acusado de brindar protección al narcotraficante Amado Carrillo, “El Señor de los Cielos”, líder del Cártel de Juárez.
Rebollo permaneció en el cargo apenas 72 días y fue el último “zar antidrogas” de una institución que desaparecería meses después por la corrupción al interior de sus filas.
Esa fue la rúbrica del gobierno de Ernesto Zedillo en el combate a las drogas y en el que, incluso, la familia del expresidente fue señalada de tener vínculos con una de las organizaciones criminales que florecieron en la década de los 90.
Con una herencia de 70 mil asesinatos, el sexenio de 1994 a 2000 representó el inicio de una estrategia que derivaría en la guerra que emprendió Felipe Calderón contra el narcotráfico.
Zedillo se basó en plan contra las drogas diseñado por Estados Unidos en la década de los 70, de acuerdo con el especialista en temas de seguridad nacional, Javier Oliva.
Mantuvo la política persecutoria que mantuvo lo que podemos llamar o que Richard Nixon llamó originalmente como una guerra, entonces esto es muy importante tomarlo en consideración porque evidentemente no dio resultados”, Javier Oliva, investigador de la UNAM.
Con Zedillo se consolidan los cárteles que se dividen el trasiego de droga en el país, a diferencia del sexenio anterior.
Con Carlos Salinas los principales responsables serían antiguos integrantes de la dirección general de seguridad, todavía algunos de ellos, pero ya en el sexenio de Zedillo propiamente son criminales que viene de las estructuras delictivas”, agregó Oliva.
Nace el Grupo Secreto de Análisis de Información de Narcotráfico, el GAIN, con la finalidad de capturar a los grandes capos de la droga.
En 1995 es detenido Héctor Palma gracias a un golpe de suerte. “El Güero” Palma viajaba en una avioneta que se desplomó entre los límites de Jalisco y Nayarit. salió con vida y fue arrestado por militares al mando, paradójicamente, del general Gutiérrez Rebollo.
Un año después caería Juan García Abrego, líder del Cártel del Golfo, quien fue extraditado a Estados Unidos.
El reacomodo en esta organización dio origen, en el sexenio de Zedillo, a uno de los grupos criminales más violentos de los que se tenga memoria: los Zetas, desertores del ejército.
Contratados como brazo armado de Osiel Cárdenas, nuevo líder del Cártel del Golfo.
Sin embargo, sólo fueron detenidos 10 de los objetivos principales, los decomisos entregaron resultados mediocres y el narco se infiltró al más alto nivel hasta llegar en 1997 al Instituto Nacional de Combate a las Drogas.
Su titular se convirtió en el primer general de división en ser acusado y sentenciado por vínculos con el narcotráfico, lo que cimbró a las instituciones del país.
Creo que lo que pasó con el general lo que hace dramatizar el reto al que nos estamos enfrentando, la gravedad del problema, la forma en la que amenaza nuestra forma de vida, nuestras instituciones, como dije, nuestra juventud, nuestras democracias”, José Ángel Gurria, secretario de relaciones exteriores de 1994-1998.
El caso no dejó bien parado a nadie, ni siquiera al expresidente.
César Gutiérrez Priego, hijo del general, afirmó que la detención de su padre fue una venganza por investigar los presuntos vínculos de la familia de Nilda Patricia Velasco, esposa del mandatario, con la Organización de los Amezcua, responsable del tráfico de metanfetaminas en la Costa del Pacífico, que daría origen al Cártel Jalisco Nueva Generación.
La información, dice, pasó por el entonces secretario de la Defensa, Enrique Cervantes Aguirre.
Se le manifestó que había personal del Estado Mayor Presidencial que se encontraba custodiando a estas personas y que habían investigado que había una relación ligada y de negocios entre el suegro del presidente, que era el padre de Nilda Patricia, el señor Fernando Velasco Márquez y que a su vez también había una relación con los hijos de esta persona y que eran cuñados del presidente de la República, Fernando Velasco Núñez y Francisco Velazco Núñez”, señaló Cesar Gutiérrez.
Y la reacción fue contraria al zar antidrogas, sostiene.
Ernesto Zedillo, al ser un hombre con poco carácter, por supuesto que lo que hizo fue ordenar que le rompieran la madre a mi padre, con esas palabras textuales y lo tengo corroborado por medio de tres testigos distintos”, agregó Cesar.
Gutiérrez murió en 2013 mientras purgaba una condena de 40 años de cárcel, siempre defendió su inocencia y recuperó su grado de general de división en retiro.
En un ejercicio de autocrítica, el expresidente Zedillo reconoció que se equivocó de manera rotunda en la estrategia de combate al narcotráfico, cuyas consecuencias, a casi 30 años del fin de su sexenio, aún las padecemos.
La evidencia del fracaso de esa estrategia está ante nuestros ojos, no ha disminuido el consumo, la violencia aumenta y son países como algunos latinoamericanos, ciertamente México, Colombia, otros, los que están sufriendo la aplicación de esta política equivocada”, puntualizó el expresidente Ernesto Zedillo.