Así cambia el cuerpo de la madre durante el embarazo
La madre y el bebé dejan recuerdos el uno al otro durante la gestación, lo que los vincula para siempre.

Cuando se da un embarazo, el cuerpo de la madre hace cosas muy evidentes, como el crecimiento de vientre y todos los cambios visibles, incluso la producción de leche, pero existen otros mucho más sorprendentes e íntimos.
Durante la gestación, ocurre algo llamado microquimerismo fetal, es decir, se lleva a cabo un intercambio de nutrientes, oxígeno y células a través de la placenta. Sí, las células del bebé viajan al cuerpo de la madre y, en menor medida, de la madre al bebé.
“Esta situación hace que una mamá tenga, pues tenga la información celular y, por lo tanto, genética de cada uno de los embarazos que ha tenido a lo largo del tiempo. Y existe evidencia de que estas células van a todos los tejidos maternos”, explicó el médico genetista del Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN), Luis Leonardo Flores.
De modo que, una parte de las y los hijos viven con la madre a nivel microscópico durante muchos años, pero más allá de lo romántico que esto puede sonar, el hecho tiene consecuencias interesantes para la salud.


En el peor de los casos, puede causar una especie de reacción alérgica, pero en el mejor de los escenarios, se ha encontrado evidencia de que puede ayudar a las madres a combatir varias enfermedades, en particular las que están relacionadas con tejidos o órganos sólidos.
Se ha observado que en algunos casos de cáncer de mama o de ovario hay muy pocas células fetales, lo que hace sospechar que, cuando hay muchas, es más difícil padecer de estos cánceres.
También el cerebro de la madre experimenta cambios fascinantes, incluso se empieza a conocer este fenómeno como “matrescencia”. Término que describe la profunda transformación que experimenta una mujer al convertirse en madre, incluyendo cambios cerebrales, emocionales y sociales.

La materia gris puede reducirse en el embarazo y postparto hasta en un 5 por ciento, lo que afecta zonas relacionadas con la respuesta a las interacciones sociales, según un estudio publicado en la Revista Nature Communications.
Otros estudios buscan entender cómo se transforma por completo biológica, psicológica y socialmente la mente de la madre para convertirse en una persona diferente a la que era, englobando el fenómeno con esta palabra, situación que a veces es confundida con la depresión postparto por ser un periodo difícil de adaptación para la madre.
“La oxitocina ayuda al cerebro de la madre a enfocarse, dirigir toda su atención para que el bebé sea el centro de su mundo. Pero, al mismo tiempo, su mente está tratando de escaparse que hay muchas otras partes de su identidad”, detalló la psiquiatra reproductiva, Alexandra Sacks.
Esto es un proceso complicado e incómodo para las madres, por lo que necesita ser estudiado a profundidad, comprendido, pero, sobre todo, visibilizado y hablado abiertamente.