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La ‘sed’ de la atmósfera ha agravado 40% las sequías

FOTO: PEXELS

¡La atmósfera está viva! La capa de gases que protege a las personas de la radiación solar y proporciona el aire, depende de muchos factores, uno de ellos es el vapor de agua, un alimento que toma de los suelos, la vegetación y las masas de agua oceánicas y continentales, según un estudio publicado en la revista Nature.

En los últimos años, detalló el equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el calentamiento global causado por el cambio climático está contribuyendo a que la atmósfera esté cada vez más sedienta y demande más agua de la Tierra, que no es capaz de satisfacer esta demanda al nuevo ritmo.

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La demanda evaporativa de la atmósfera, que es como se denomina la sed de la atmósfera, ha agravado un 40 por ciento las sequías en todo el mundo desde 1981. La causa de este efecto se debe, sobre todo, al aumento de las temperaturas a nivel global

Y es que, aunque la atmósfera está cada vez más sedienta, las precipitaciones globales apenas han cambiado desde hace un siglo, según este estudio en el que han colaborado el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) español, junto a centros de investigación de Estados Unidos, Bélgica, Alemania, y Arabia Saudí.

La investigación, además, advierte de que la demanda evaporativa, que hasta ahora no se había estudiado a nivel global, continuará empeorando con el cambio climático, lo que es considerado como grave y con consecuencias múltiples e inesperadas.

Sequías y sus consecuencias

Las sequías, periodos de tiempo anormalmente secos en los que la disponibilidad de agua está por debajo de los niveles normales, tienen graves repercusiones en los ecosistemas, la biodiversidad y las poblaciones humanas.

“Si a los periodos secos causados por déficit de precipitaciones le añades una demanda atmosférica por encima de lo normal, lo que va a suceder es que los embalses, la vegetación y los suelos van a evaporar más agua y a perder más agua en el momento en que es más valiosa”, explicó Sergio Vicente, investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), la PTI Clima y coautor del estudio.

Así pues, la demanda atmosférica influye en la disponibilidad de agua de la superficie terrestre y eso afecta a la vegetación, a los sistemas hídricos y al suelo, “pero, a su vez, la demanda tiene consecuencias en los cultivos y en la vegetación natural, al incrementar el estrés de las plantas, disminuyendo la fotosíntesis y la capacidad de absorción de carbono, entre otras influencias”, apuntó el investigador.

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