Científica mexicana se adentra en el mundo de las plantas y su energía
Recomendó a los jóvenes que no se mantengan en una sola disciplina. Hay diferentes formas de aproximarse al conocimiento, de hacerse preguntas y de buscar respuestas.

Ana María Cetto es la primera doctora en Física del país. Egresó de Harvard bien preparada, pero no satisfecha.
“Me quedaron algunas preguntas en el tintero, que no pertenecían propiamente a los cursos que llevé, sino que iban más allá”, expresó Ana María Cetto.
Una de esas preguntas era sobre el funcionamiento de las plantas. Había aprendido que los átomos radian luz; luego, hay otro átomo que la absorbe, pero después la vuelve a emitir y así sucesivamente.
“Dije, no, eso no puede estar pasando en las plantas, porque la eficiencia es altísima. Es decir, absorben la luz solar y la transforman en energía química, o sea, de energía física a energía química y con una eficiencia que no se conocía en ningún sistema fotovoltaico ni nada por el estilo en aquel momento”, señaló la científica.

Maestría en Biofísica
En Estados Unidos, ya existía un grado de maestría en un campo que en México aún no: Biofísica. Ahí encajaba la pregunta de María Cetto. Por un lado, un fenómeno biológico: la fotosíntesis; y por otro, con perspectiva física, cómo la aprovechan con tanta eficiencia.
Entonces ella tomó cursos de temas no abordados en la carrera de Física, Biología, Biología Celular, Fisiología y Bioquímica. Con el microscopio electrónico encontró que en las hojas verdes hay unos organelos muy importantes llamados cloroplastos.
Los pigmentos son los que absorben la luz, y en el caso de las plantas verdes, pues absorben la luz de toda la que llega del sol, agregó Ana María.
“Son pigmentos muy eficientes, es todo un conjunto de pigmentos y la transfieren de una manera muy muy rápida a lo que se llama un centro de reacción, que es donde se construyen las moléculas, las construyen con esa energía y luego esas son las moléculas que nosotros ingerimos y que los animales inquieren para recibir luz de energía”, dijo.
Para la científica, presidenta del Consejo de las Conferencias Pugwash cuando esta organización internacional obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1995, lo mejor es tratar de responder sinceramente y a fondo las preguntas que una se hace, de donde vengan.
“Yo recomiendo a los jóvenes que no se mantengan en una sola disciplina. Hay diferentes formas de aproximarse al conocimiento y de hacerse preguntas y de buscar respuestas. Y eso es lo que yo aprendí en Harvard”, puntualizó.