Los koalas, una especie emblemática y en peligro de extinción en Australia, pasan la mayor parte de su vida entre las ramas de los árboles, sin embargo, un nuevo estudio reveló que los escasos minutos que pasan en el suelo representan un momento crítico para su supervivencia.
Estas movilizaciones han ido aumentado debido a la pérdida y fragmentación de su hábitat, por lo que cerca de dos tercios de las muertes de koalas ocurren durante esos desplazamientos terrestres por ataques de perros o atropellos.
Los resultados confirman que los koalas pasan casi todo su tiempo en los árboles, alimentándose o durmiendo. Lo sorprendente fue lo poco que pisan el suelo: sólo entre dos y tres veces por noche, durante unos 10 minutos en total.
“Los koalas pasaron casi tanto tiempos sentados o en pausa como caminando, y apenas un 7 por ciento de ese tiempo lo dedicaron a desplazarse dando saltos ágiles”, indica Gabriella Sparkes, estudiante de doctorado de la Universidad de Queensland.
Esto podría indicar que evalúan cuidadosamente el entorno antes de elegir un árbol al que subir, o reflejar el elevado coste energético que supone moverse rápidamente.
“Ahora estamos analizando qué factores del entorno influyen en el tiempo que permanecen los koalas en los árboles. Si identificamos los tipos de vegetación o condiciones que los animan a quedarse en lo alto, podríamos diseñar o gestionar mejor los paisajes para evitar que tengan que bajar al suelo”, apuntó.
Entre las posibles medidas de conservación, detalló Sparkes, figuran el fomento de ciertos tipos de vegetación, la mejora de la conectividad del dosel arbóreo o la reducción de espacios abiertos entre árboles seguros.
¿Cómo se realizó la investigación?
Se sabía muy poco sobre cómo, cuándo y por qué los koalas bajan de los árboles. Para llenar este vacío, el equipo de Sparkes colocó collares con GPS y acelerómetros a koalas salvajes que viven en un entorno muy transformado por la actividad agrícola.
Esto les permitió registrar su localización cada cinco minutos, con una frecuencia aún mayor (cada cinco segundos) cuando los animales estaban en el suelo.
“Gracias a los acelerómetros pudimos identificar distintos tipos de movimiento, como caminar, trepar o permanecer quietos, y así clasificar con detalle sus patrones de comportamiento tanto en los árboles como en tierra”, señala Gabriella Sparkes, estudiante de doctorado de la Universidad de Queensland.
En ese sentido, Sparkes apuntó que “combinado con los datos del GPS, obtuvimos una visión muy precisa de cómo se mueven a través del paisaje”.