En 1978, un equipo internacional de paleontólogos desenterró en Alemania los restos fósiles de un plesiosaurio, un reptil marino de cuello largo que habitó los océanos hace 180 millones de años, al inicio del jurásico.
Este ejemplar, de unos 3.5 metros de longitud, destaca por su cráneo pequeño y hocico corto, características que lo diferencian de otros plesiosaurios. Pero, sin duda, su cuello es el atributo más destacado.
“El espécimen se caracteriza por su cuello extremadamente largo, compuesto por 41 vértebras. Falta el axis. Por lo tanto, el número mínimo es de 43 vértebras, en las que es posible que también falten una o dos vértebras cervicales anteriores adicionales”, señaló Sven Sach, del Museo Bielefeld de Historia Natural.

Almacenado durante décadas, se le consideró un fósil genérico y en etapa juvenil hasta que este nuevo estudio, que acaba de ser publicado en Historical Biology, concluyó que se trata de una nueva especie, y un ejemplar adulto, que ha sido bautizado como plesionectes longicollum.