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La “siembra de agua” reconstruye ecosistemas en el norte del país

Hasta el 28 de febrero de este año, todos los municipios de Baja California tenían sequía severa y extrema.

Don Beto, como lo nombran, es ganadero y agricultor. También es dueño de 14 hectáreas en el rancho Tata Lobo, ubicado en Mexicali, Baja California, en una zona árida.

Él hace algo peculiar: además del cuidado de animales y plantas, siembra agua…   

“Sembrar agua es sembrar un árbol, sembrar los pastos”, expresó don Alberto Meza, dueño del rancho Tata Lobo.

En Mexicali el clima es desértico. Se caracteriza por tener temperaturas extremas. El suelo es árido y semiárido, lo cual dificultaría la producción de alimentos. Sin embargo, hay zonas donde se produce alimento y hay ganado.

Estas zonas están cercanas al Río Colorado, y el 84% del agua de la cuenca del Río Colorado precisamente se implementa en la agricultura.

Hasta el 28 de febrero de este año, todos los municipios de Baja California tenían sequía severa y extrema.

40 millones de mexicanos beneficiados

Aquí están acostumbrados a disponer de poca agua, por ello el Río Colorado es una fuente muy importante para al menos 40 millones de personas.

Nace en las montañas rocosas en Colorado, Estados Unidos, y fluye a través de Utah, Arizona, Nevada, California y llega a nuestro país: Baja California y Sonora.

Mayor aportación

Esto ayuda a comprender la trascendencia de los proyectos de la alianza “Revive el Río Colorado”, que no sólo preserva el agua, sino que busca aportar más, como lo hace el rancho Tata Lobo.

Es decir, con el sistema silvopastoril, que se compone de ganado, árboles y pastos.

En el rancho de don Beto hay bovinos, gallinas y abejas. También hay mezquite, un árbol originario de la región que consume muy poca agua.

Y siembran pastos como la bermuda que se da en verano; se alterna con cebada, rey grass y avena. No utilizan químicos y utilizan riegos tecnificados…

“Al tener nuestros pastos, entonces la tierra está agarrando materia orgánica ¿No? Todos estos pastos la materia orgánica hace como si fuera una esponja; lo poquito que llueve, pues ahí se queda, no se va en los arroyos y tampoco se va a hacia el suelo total”, dijo el señor Alberto Meza.

Éste ha sido un caso de éxito, con beneficios económicos.

“El proyecto era rentable. ¿Por qué? Porque don Beto va a generar sus propios alimentos sin estar comprando”, agregó por su parte Gustavo Contreras, del Fideicomiso de Riesgo Compartido (FIRCO).

Al norte de México, la “siembra de agua” reconstruye ecosistemas, los hace rentables y fomenta habitantes más comprometidos con el entorno.

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