Reloj del fin del mundo: así marca el tic tac

¿Alguna vez has escuchado hablar del reloj del fin del mundo? Imagina un reloj gigante, pero en vez de medir el tiempo real, mide qué tan cerca estamos de una catástrofe global.
Es como una alarma simbólica que nos advierte cuando la humanidad está jugando con fuego.
Este reloj fue creado en 1947 por un grupo de científicas y científicos de la Universidad de Chicago, muy preocupados por el uso de armas nucleares, después de la segunda guerra mundial.
The Doomsday Clock, which symbolizes humanity’s proximity to potential destruction, has advanced by one second to 89 seconds to midnight, the closest it has ever been.
— John Luke (@yesknow) January 29, 2025
Daniel Holz, chair of the Bulletin’s Science and Security Board, remarked that this adjustment serves as a… pic.twitter.com/M16eqRRs4P
Ellas y ellos querían enviar un mensaje claro: si no cambiamos el rumbo, el tiempo se nos va a acabar. El reloj no mide el tiempo en minutos reales, sino en minutos simbólicos, antes de la media noche.
La media noche representa el desastre total. Cuanto más cerca está la manecilla de las doce, más peligro corremos. A lo largo de los años, este reloj ha ido cambiando. En 1953, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética probaron bombas de hidrógeno, el reloj marcó dos minutos para la medianoche.
Pero no todo ha sido malo. En 1991, cuando firmaron tratados para reducir armas nucleares, el reloj se alejó a 17 minutos. En los últimos años, el reloj ha sonado más fuerte, no sólo por las armas nucleares, sino también por el cambio climático, las pandemias, la desinformación y la inestabilidad global.

“Hay algunas cosas obvias, como la guerra en Ucrania y ha habido amenazas de usar armas nucleares, lo cual es extremadamente alarmante”, aseguró el presidente del Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín de los Científicos Atómicos (BAS), Daniel Holz.
En 2023 y 2024, el reloj se acercó como nunca: 90 segundos antes de la media noche. Es el punto más cercano al colapso desde que existe.
“Hemos visto a Corea del Norte, Pakistán, así como a China y Rusia, involucrados como actores importantes en la proliferación, ayudándose mutuamente en sus programas nucleares”, señaló Manpreet Sethi, miembro del BAS.
Pero no todo está perdido. El reloj del fin del mundo no es una predicción, es una advertencia que nos recuerda que tenemos el poder de mover las manecillas hacia atrás, si tomamos decisiones inteligentes y solidarias. Como humanidad, podemos trabajar juntas y juntos, para que el reloj vuelva a marcar tiempos de esperanza, porque cada segundo cuenta y todavía estamos a tiempo.