Sin importar que te encuentres a miles de kilómetros de Ucrania, en donde hace dos meses Rusia comenzó la invasión, este conflicto bélico tendrá repercusiones colaterales como hambruna, incremento de precio a carnes y lácteos, y por supuesto, afectaciones a tu bolsillo por sólo mencionar algunos de los daños por la guerra.
Once Noticias platicó con Brenda Estefan, analista internacional, quien aseveró que aunque la invasión de Rusia a Ucrania no se trata de una guerra mundial, sí tendrá repercusiones de alcance global.
La especialista señaló que actualmente ya estamos viendo cómo las decisiones de empresas y gobiernos se empiezan a ajustar debido al conflicto bélico que cumple dos meses el 24 de abril. Aseveró que la geopolítica y el comercio habían estado disociados por años, e incluso décadas, sin embargo, a partir del actual conflicto, hay una realineación de las decisiones de parte de los gobiernos para que la geopolítica sea incluida en la toma de decisiones económicas y comerciales.
Y es que Brenda Estefan advirtió que la anhelada recuperación económica tras la pandemia de COVID-19 se retrasará aún más debido a la invasión de Rusia a Ucrania. Comentó que las cadenas de suministro han sufrido enormes bloqueos y retrasos, además, afirmó que aunque Ucrania y Rusia no son grandes exportadores en términos del comercio internacional pues no representan un gran porcentaje, sí exportan productos esenciales, particularmente productos agrícolas e hidrocarburos.
“Esto tendrá un efecto en todo el mundo porque claro que al aumentar el precio de los cereales, pensando que el 30% del trigo a nivel global que se exporta viene de Ucrania o de Rusia, al subir el precio de los cereales y siendo follaje para el ganado aumenta el precio de la proteína y de los lácteos, al subir el precio de alimentos y transporte por el costo de los hidrocarburos, las familias dejan de gastar en otros bienes y servicios y la tan anhelada recuperación económica post pandemia se retrasa”, indicó.
“El riesgo de que haya una gran hambruna, de hecho el director del Programa de Alimentos de Naciones Unidas advierte que podríamos ver la crisis de alimentos más grande desde la segunda guerra mundial y eso preocupa porque la seguridad alimentaria está históricamente ligada a la estabilidad social y política, entonces podría haber levantamientos en diferentes países”, advirtió Brenda Estefan.
La especialista dijo que el tema de los cereales es un tema apremiante pues países como Egipto, Namibia, Líbano, Eritrea, Madagascar, Senegal, Liberia, Tanzania, Pakistán, Ruanda, Congo, Benin, Libia, Congo, Sudán y Somalia dependen en más de 50% del trigo ruso y ucraniano.
“Esto pone en riesgo la seguridad alimentaria de millones de personas en todo el mundo, ya están en marcha programas para buscar evitar una gran hambruna pero desde luego este es uno de los efectos colaterales preocupantes de la guerra y hay víctimas colaterales a miles de kilómetros del terreno de batalla y desde luego lo que está sucediendo en Sri Lanka, en Perú, son muestra de ello, en lados opuestos del planeta pero con efectos que tienen que ver con la guerra, sin duda”, añadió Brenda Estefan y advirtió que desde Asia hasta América Latina no hay país que se escape a los efectos de esta guerra.
Añadió que las cadenas de suministro se encuentran en una etapa de ajustes e insistió que en el caso particular de los granos representa un riesgo la mayor duración de la guerra porque la oferta sigue estando disminuida, mientras que la demanda permanece igual.
“En tanto no se restablezca la oferta global y se eche a andar una industria como la de fertilizantes y productos agrícolas, granos, habrá afectaciones, ello tomará tiempo, entonces ese espacio que será entre un año y dos años será de alto riesgo si no se libera la producción, la siembra, la cosecha y venta de granos en esta región del mundo. Lo que no se puede dejar de decir es que entre más se extiende el conflicto más vidas se cobra, más sufrimiento, más desplazados con todos los efectos que esto tiene. Y al final de la guerra alguien va a tener que pagar por la reconstrucción de Ucrania y ese es un paquete que probablemente le toque asumir a los países de Occidente”, apuntó.