A espera del agua. Crónica de personas que sobreviven al desabasto
Al menos siete colonias llevan más de seis años sin suministro de agua potable. Esto ha sumergido el acceso al agua en un mercado irregular, que se ha convertido en generador de violencia dentro del municipio de Ecatepec, en Estado de México.
Las calles lucen secas y con el sol de invierno las colonias lucen desiertas a excepción de los miles de tinacos que están en la calle, a la espera de llenarse cada martes y jueves por pipas de agua. El Gobierno abastece a los colonos que tuvieron que ampararse frente a un juez para poder tener acceso al agua.
Los habitantes de la zona construyeron las calles y la forma de vida en esta parte de Ecatepec. Siempre tuvieron agua que bajaba por los diferentes arroyos, de hecho, tuvieron varios problemas con inundaciones, pues el sistema de drenaje a veces se saturaba con las fuertes lluvias y el agua podía alcanzar más de un metro de altura en las casas.
El sistema nunca se modificó, pero las lluvias comenzaron a ser menores y los vecinos aprendieron a vivir con estos grandes encharcamientos.
La gente desconoce el porqué de repente el agua comenzó a llegar en pequeñas tandas, unos días de la semana solo tenían agua unas colonias y otras no, sin embargo, se iban alternando para que todas llegaran al líquido vital. Pero a inicios del año 2016 el agua dejó de salir por las tuberías de las familias.
Las cisternas se secaron y se cuartearon. Esto provocó conflictos, pues la desesperación de no tener acceso al agua superó la paciencia de los colonos, que en su momento se organizaban para tomar las pipas que pasaban cerca de sus calles.
Las pipas que el gobierno debía surtir no llegaban a sus colonias y fue entonces cuando surgió un mercado, donde comenzaron a vender agua que extraían de diferentes tomas irregulares.
Pequeños mototaxis de las colonias de la quinta zona de Ecatepec, adaptaron una estructura en donde cargaban tinacos de agua, para vender litros de agua. Los jóvenes repartidores paseaban armados ofreciendo el líquido, que se considera un derecho humano.
Con el tiempo la gente se acostumbró y pareciera la única manera de acceder al agua.
Los conflictos y la violencia del barrio aumentaron, pues diferentes organizaciones delictivas se apostaban en las calles. Esto fue desatando poco a poco los conflictos que nacen en las filas clandestinas, las balas y el dinero se fueron apoderando del mercado hídrico.
Fue así como los colonos decidieron organizarse y exigir lo que por derecho les corresponde. La petición al municipio fue surtir de manera obligatoria el agua.
Metieron amparos contra el desabasto de agua y se sustentaron en el derecho humano que este líquido representa para todos los habitantes del territorio mexicano y fue así como más de mil personas han sido beneficiadas por estos recursos legales, sin embargo, muchos de los colonos que no forman parte de estos documentos siguen con las cisternas secas, llenas de telarañas y nidos de ratas que solo se humedecen con el negocio clandestino del lugar.