Reportajes especiales

Acuamación, el adiós a la vida más ecológico

También llamada hidrólisis alcalina es un proceso que reduce el cuerpo a sus componentes básicos de péptidos, aminoácidos, agua y azúcares

La muerte es un suceso normal en el ciclo de la vida humana. De ahí partimos si el cuerpo será inhumado o se cremara.

La inhumación consiste en el enterramiento de un cadáver y la cremación o incineración es reducir el cuerpo a cenizas. De la definición se pueden extraer varias diferencias. En la cremación no se produce la descomposición del cuerpo, como sí sucede en la inhumación.    

En esta ocasión hablaremos de la acuamación o hidrólisis alcalina, un proceso que consiste en deshacer los restos del difunto con agua en vez de llamas. Del inglés aquamation, este método también recibe los nombres de biocremación, resomación, cremación sin llama y cremación con agua.

Durante el proceso, el cuerpo se reduce a sus componentes básicos de péptidos, aminoácidos, agua y azúcares. Al final, el producto final es una solución estéril que no es tóxica y está llena de bionutrientes. En otras palabras, es perfectamente aceptable volver a colocar esta solución en la tierra.

¿Cómo es el proceso?

Según datos de la Asociación de Cremación de América del Norte (CANA), ubicada en Estados Unidos, el cuerpo se sumerge en un cilindro de metal presurizado, hermético y lleno de una solución líquida de agua y productos químicos alcalinos, que se calienta a una temperatura que oscila entre 90 y 150 ºC.

Uno de las “ingredientes” que suelen emplearse es el hidróxido de potasio. Con el paso de las horas los enlaces entre las sustancias químicas del cuerpo se rompen en un proceso denominado hidrólisis y la materia orgánica acaba licuándose. Una vez preparados, los restos se depositan en una urna y entregan a la familia del fallecido.

Aunque deja 32% más de restos orgánicos en comparación con la cremación, la huella ecológica de la acuamación es mucho menor, destaca CANA.

¿Dónde entra la parte ecológica?

Luego del proceso no se emiten gases de efecto invernadero nocivos y se emplea 90% menos de energía que con la cremación, según datos de Bio-Response Solutions, una empresa estadounidense especializada en este procedimiento. Con ello, el líquido estéril se drena y vuelve reciclado a la tierra mediante los sistemas de tratamiento local de aguas: es una mezcla inocua de compuestos orgánicos como sales o aminoácidos que puede liberarse en vías fluviales o utilizarse como fertilizante.

“La descomposición que ocurre en la hidrólisis alcalina es la misma que durante el enterramiento, solo que acelerada de forma considerable por los químicos”, señala CANA.

La asociación aclara que la cámara presurizada que se usa en el proceso contiene alrededor de 450 litros; sin embargo, el volumen depende en gran medida del sexo, la masa corporal y el peso del difunto. El proceso completo dura entre tres y 16 horas.

La institución norteamericana defiende que el efluente es más limpio que la mayoría de las aguas del sistema de recogida de residuos y se elimina cumpliendo la normativa que se aplica en cada región. “En algunos casos, el agua se desvía y se usa como fertilizante debido al contenido de potasio y sodio”, apunta.

Antecedentes históricos

En 1888, un granjero llamado Amos Herbert Hanson estaba buscando un método para destruir los animales muertos de una manera que beneficiaría a la tierra. Lo que descubrió fue que mediante el uso de hidrólisis alcalina pudo acelerar la destrucción natural de un animal muerto. El resultado final produjo un líquido que estaba lleno de péptidos potenciadores, aminoácidos, azúcar y agua que podía devolverse a la tierra y utilizado eficazmente como fertilizante.

En 1993, Albany Medical College cambió el proceso para destruir los cuerpos humanos que fueron donados a la ciencia. El proceso se perfeccionó aún más y finalmente fue adoptado por universidades y hospitales para destruir los cuerpos donados una vez que se completaron los estudios científicos.

No fue sino hasta 2011 que se llevaron a cabo los primeros usos de hidrólisis alcalina en funerarias, una en Ohio y otra en Florida, Estados Unidos. Desde entonces, los estados han ido legalizando el proceso de manera lenta pero segura. Debido a las opiniones encontradas y la oposición de algunas organizaciones religiosas y partes de la industria funeraria, el proceso de legalización ha sido lento, pero parece estar cobrando fuerza.

¿Quién tiene el servicio de acuamación en México?

A nuestro país, el proceso llegó en 2019, de acuerdo con el director de Operaciones de Gayosso, Alejandro Sosa, quien asegura que esta compañía fue la primera en impulsar la acuamación en México y en América Latina. Aunque también este servicio, actualmente, lo ofrece la Funeraria J. García López.

“Es un sistema que ahorra 70% de energía, sin ningún tipo de emisión atmosférica, es totalmente amigable con el cuerpo porque es un método totalmente natural”, explicó en su momento el ejecutivo de Gayosso.

 

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